Ciudad de México.- Han tenido que pasar décadas para que las autoridades estadounidenses lograran capturan a Ismael 'El Mayo' Zambada, quien nunca antes había pisado una cárcel al ser una figura criminal de bajo perfil y de vieja escuela —caso contrario a Joaquín 'El Chapo' Guzmán, quien ascendió a un estatus de celebridad mundial—. A raíz de la detención se han rescatado momentos relevantes durante su trayectoria, como el misterioso regalo que le dio a Paco Stanley durante su programa, así como también se han desenterrado viejas entrevistas.
Fue en 2010 cuando una de las cabecillas del Cártel de Sinaloa concedió una charla a Julio Scherer, fundador del semanario Proceso. Aquella conversación quedó fijada en la edición número mil 744, en la que se dio voz al hombre que se inició en el mundo del narcotráfico desde los escasos 16 años y que desde entonces ha visto caer a sus socios, ya sea en prisión o muertos.
Según narró Scherer, el contacto no fue nada fácil, pues para llegar al delincuente, rodeado de una leyenda que lo aseguraba 'intocable', tuvo que viajar en hasta cuatro automóviles para después entrar a una casa de dos pisos y, finalmente, a una construcción de tierra con pocas habitaciones y un par de baños. Pronto se dispuso a sacar una grabadora, ante cual 'El Mayo' se opuso y le pidió que se limitara a una simple conversación.
Al inicio, comenzaron con un tema general para ir cimentando confianza. Hablaron de los familiares del capo, todo esto mientras los rodeaban hombres equipados con todo tipo de armas. Scherer confesó que 'El Mayo' tuvo una actitud confrontativa al acusarlo de que su periódico "mentía". Más tarde, las palabras giraron hacia los inminentes destinos que persiguen a todas las figuras involucradas en el crimen: la cárcel o la muerte.
El escritor mexicano lo cuestionó sobre si había pensado alguna vez en la posibilidad de que cayera en manos de la Policía, a lo que Zambada respondió que uno de sus mayores miedos era terminar encerrado y declaró que, en caso de ocurrir, se mataría. No obstante, se dijo seguro que su captura no cambiaría nada el modo en el que funciona el narcotráfico, pues en el contribuyen varias personas listas para sustituir a todo aquel que se vaya.
- Mayo Zambada: Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió.
- Scherer: ¿Nada, caído el capo?
- Mayo Zambada: el problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.
Fuente: Tribuna Sonora