Ciudad Obregón, Sonora.- Años de historia de Lucha Libre cuelgan de las paredes de la casa de Ubaldo Acosta Salido mejor conocido como Willy Cortez. Máscaras, flyers, fotografías y reconocimientos adornan su sala. Su meta es seguir promoviendo el deporte para mejorar el tejido social.
Cajemense de corazón y rudo por elección, Cortez en entrevista con TRIBUNA habla sobre la participación y activismo social que el deporte puede hacer para recuperar espacios perdidos por las drogas.
- Hay poco deporte y mucha descomposición social
En lo personal le apuesto a todas las disciplinas deportivas, siempre he dicho que el deporte es una de las mejores herramientas para contrarrestar la violencia y drogadicción, desgraciadamente se han descuidado un poco los terrenos de lo que es el ámbito deportivo, una falta de interés, de tener gimnasios, áreas públicas. Todas las disciplinas deportivas son muy buenas para tratar de cambiar a las personas”.
- ¿Cómo hacer el cambio?
Lo que nos falta son espacios para enseñarle a los que quieran aprender, tenemos la experiencia, hay talento. Nos falta apoyo por medio de las autoridades, que nos proporcionen un local para promover el deporte por medio de la lucha, infraestructura para llevar nuestros deportes es lo que no hay”.
- ¿El deporte transforma?
Presto mis servicios en la Secretaría de Seguridad Pública en el Centro de Reinserción Social de Obregón, ahí hay mucha gente que practica el deporte, son las terapias ocupacionales. Para que cuando la persona que está adentro y salga no vuelva a delinquir, ¿cómo? A través del deporte. Son personas difíciles, pero los metemos al aro a practicar y puedo decir con mucho orgullo y satisfacción que han salido muchachos y se han integrado a la sociedad y ahora son profesionales del boxeo y lucha libre”.
- También es una lucha por y para la familia
La lucha o el deporte en general, es una terapia para la familia, te hacen olvidar los problemas cotidianos, te transportan a otra época. En las luchas se reúne la familia, va el papá, la mamá, la abuela, los niños, es una diversión familiar, yo recuerdo que antes en las promociones hasta 30 boletos me compraban. Se miran gente de todos los estratos sociales, clase baja, media, y de la Náinari para allá, de la llamada alta sociedad”.