Ciudad Obregón, Sonora.- A inicios de la década de los setentas del siglo pasado, el gobierno mexicano que encabezaba Luis Echeverría Álvarez decidió investigar a fondo en una decena de estados la presunta existencia de importantes yacimientos de litio, todo por una sugerencia del gobierno norteamericano, que ya veían en este mineral un lucrativo futuro.
Da clic aquí y descubre más información de Tribuna Sonora en nuestra página de Google News
Te podría interesar
El resultado fue positivo, pues en siete entidades se detectaron indicios del mineral, incluyendo el noroeste de Sonora; pese a esto, la administración de entonces rechazó seguir con posibles proyectos, enfocándose entonces en el negocio petrolero.
No fue sino hasta la administración de Felipe Calderón, luego del conocimiento que obtuvo del caso por su paso como secretario de energía, que el interés se reactivó y, exploraciones finales mediante, las concesiones de explotación comenzaron a otorgarse (incluyendo la de Bacadéhuachi, Sonora), lo que se fortaleció en el sexenio de Enrique Peña Nieto, sobre todo al inicio del mismo, donde cumplió los compromisos que Calderón hizo antes de su salida con diversas mineras trasnacionales.
- La tierra prometida
El más grande de los yacimientos confirmados se ubica en Bacadéhuachi, una población sonorense de mil habitantes a 270 kilómetros de Hermosillo. Hasta entrado el milenio, los habitantes del pintoresco lugar desconocían que cada día pisaban una tierra que, al parecer, vale millones de dólares.
La concesión de explotación fue brindada por Calderón a finales de su sexenio a la inglesa Bacanora Minerals a través de su filial Bacanora Lithium, misma que tiene participación china y japonesa a través de Ganjeng Lithium y Hanwa Company, respectivamente.
Dicha cesión de derechos se resume en 15 mil hectáreas ya otorgadas y 87 mil en trámite, que los expertos suponen producirán 243.8 millones de toneladas de mineral, lo que la haría el yacimiento en reserva más grande del mundo.
De ahí el interés de tantos sobre una población que desde sus años de colonización por parte de los jesuitas no recibía tanta atención; el dinero que se atisba en el horizonte pone en jaque todo.
- El halo de corrupción
El 13 de noviembre de 2012, Andrés Constantin Antonius González recibió una transferencia por 39 mil dólares por parte de una cuenta a nombre de Tochos Holding en el banco UBS de Suiza por “asesoría inmobiliaria”. Nada extraño para un negociador como Constantin, salvo que ese dinero y la empresa pagadora pertenecían a Emilio Lozoya Austin, en ese momento uno de los principales colaboradores del presidente electo Enrique Peña Nieto (que tomaría posesión dos semanas después) y que hoy funge como testigo ante la Fiscalía General de la República y tiene prohibido salir de la Ciudad de México brazalete de seguridad de por medio.
Tochos Holding, de acuerdo con las investigaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de la República, fue creada desde 2008 por Lozoya para ocultar sobornos y “préstamos” que firmas como Altos Hornos de México (propiedad Alfonso Ancira, también apresado en su momento) y Odebrecht le entregaron.
El dinero, tan pronto como fue depositado se gastó para pagar parte de una lujosa propiedad que Lozoya adquirió en el fraccionamiento Lomas de Bezares en la capital del país, de acuerdo también a las indagatorias de la Fiscalía y reportes de medios nacionales.
Lo narrado guarda una estrecha relación con Sonora y las concesiones de litio, pues Constantin Antonius es integrante clave en el Consejo Directivo de Bacanora Lithium; de hecho, en 2012 que se triangularon los 39 mil dólares para Lozoya, Cosntantin, al igual que Lozoya, pertenecía al equipo de transición de Peña Nieto.
Huelga decir que, a poco de entrar a la presidencia, Peña Nieto concretó la cesión de derechos sobre más tierras con litio.
- El multimillonario interés
Elon Musk es la figura del momento, famoso por sus intentos de viajar al espacio y de controlar el mundo tecnológico, pero millonario por sus negocios relacionados con la industria automotriz, las energías alternativas y la minería.
Ha sido la fusión de autos eléctricos con la minería uno de los negocios en los que ha puesto más énfasis mediante su marca Tesla Motors, pionero en el tema y que para funcionar requiere de un elemento clave: el litio, fundamental para la creación de baterías recargables de larga duración.
Por ello es que desde 2015, a través de sus subsidiarias internacionales, Tesla llegó a un acuerdo con Bacanora Lithium para adquirir el cien por ciento de la producción de los yacimientos en Sonora, esto a través de un contrato de exclusividad que, de acuerdo con Bloomberg, se trata de uno de los más cuantiosos vistos.
El problema para Bacanora y Tesla han sido los constantes frenos que han sufrido en sus planeaciones, lo que acabó por poner en duda el cumplimiento del acuerdo de extracción y compra.
Pero, ¿quién podría detener a estas dos monstruosas corporaciones? Reportes de medios expertos en minería, como la consultora S&P Global, coinciden en que no es la distancia de más de 1800 kilómetros entre La Ventana (nombre de la concesión principal en Bacadéhuachi) y la Gigafábrica 1 de Tesla, ubicada en el condado de Clark, Nevada, cerca de los límites con California, sino la seguridad, la política y la tecnología.
- Procesos no definidos
Los yacimientos de litio en Sonora no son regulares, sino que requieren de tecnologías mineras poco convencionales y, por lo tanto, caras y escasas de este lado de la frontera.
Sharon Mustri, especialista en la economía minera, asegura que aún no se garantiza que el yacimiento “será explotable de una manera económica, ni que se podrá extraer el litio de acuerdo a lo que han proyectado”, explica antes de añadir que el interés de Bacanora de que el tema funcione se debe al empuje de la china Ganfeng, quien aspira a controlar la distribución del mineral para el mercado norteamericano.
El escollo principal está en algo que los expertos no estaban considerando desde el inicio: el litio de Sonora se encuentra en su mayoría en material arcilloso, lo que le hace tanto más volátil como como complicado de obtener.
Flor de María Harp, directora del Servicio Geológico Mexicano, aseguró que aún se desconoce la cantidad de litio en los yacimientos sonorenses, al tiempo de puntualizar que estos son de arcilla.
La obtención del mineral contenido en arcillas es un proceso que requiere una tecnificación de punta, además de una gran cantidad de agua, algo que no abunda en el estado y menos en el área de Bacadéhuachi.
Dicha circunstancia, de acuerdo a reportes de la consultora S&P, habrían puesto en duda la participación de Tesla en el negocio, lo que supondría un duro golpe para Bacanora y sus socios asiáticos, y sería el motivo de la injerencia del gobierno mexicano en el juego del mineral.
Emily Hersh, experta en el mercado de minerales y consultora internacional, aseguró en entrevista a medios norteamericanos que “la (posible) salida de Tesla del norte de México sería una advertencia de los riesgos que enfrentará cualquier empresa que intente adquirir metales para baterías de regiones peligrosas y sin ley”.
Ante esto, durante el último trimestre, Ganfeng ha asegurado a los inversionistas y a la propia Tesla que cuenta con los procedimientos necesarios para extraer el litio de la arcilla, algo que Violeta Nuñez, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana respalda.
Con los datos de Ganfeng, México se ubicaría en el cuarto lugar en el mundo con más litio disponible”, precisa Nuñez.
- La decisión de la 4T
Hace algunas semanas, Marcelo Ebrard, canciller mexicano, reveló la recepción de una llamada de Elon Musk, quien le solicitó eliminar las restricciones a más de cien empresas mexicanas que exportan materia prima hacia Estados Unidos.
Pero medios norteamericanos aseguraron que Musk, a través de sus cabilderos, mantiene una campaña intensiva con los altos mandos del gobierno federal y del Congreso, para asegurarle a Tesla la producción mexicana de litio.
Pero su escollo está arriba, directamente con el presidente López Obrador, quien ha asumido la idea del ala más radical de su primer círculo (donde se encuentran la titular de Energía, Rocío Nahle, Claudia Sheinbaum o Adán Augusto López) de nacionalizar el litio.
La postura viene desde el año pasado cuando, a través del diputado Alejandro Armenta, Morena ya presentó una propuesta de nacionalización, aunque entonces fue desechada después de la intervención desde el Senado de Ricardo Monreal, un morenista de ocasión, que es contrario a la citada ala radical.
Tras el fracaso de la intentona legislativa, López Obrador dio un paso más adelante utilizando a uno de sus alfiles preferidos: Manuel Bartlett, impulsor de la reforma eléctrica, que, si bien tiene como principal tópico la producción eléctrica, lleva de corbata el espinoso asunto del litio.
Adelanto de que no se hagan ilusiones con el litio, porque si hay una traición a la patria (por parte de los legisladores) y no se aprueba que el mineral quede en manos de la nación, de todas maneras vamos a negar cualquier concesión para su explotación, tenemos esas facultades”, dijo el mandatario hace unas semanas.
Estos dichos convulsionaron al mundo minero y a los inversionistas que ya se relamían los bigotes ante el tamaño de negocio que el litio promete, lo que empeoró hace unos días cuando Rocío Nahle sugirió que ya preparaban una empresa estatal que maneje los yacimientos.
Fue la Cámara Minera de México (Caminmex) la que encabezó las dudas y quejas, asegurando que sólo particulares pueden dar viabilidad a los proyectos, palabras que no gustaron en el gabinete federal, que dobló su apuesta por la estatización.
Lo que ambas partes callan son los asuntos de seguridad, política y corrupción que abrazan el asunto del litio, ante los cuales mantienen posturas diametralmente opuestas. El crimen organizado, los derechos de los pueblos originarios y las mafias que han establecido un engranaje de coexistencia con las mineras son los temas omitidos, pero que resultan infranqueables cuando se acerque el tiempo real de comenzar la explotación de los yacimientos.
Fuente: Staff