Ciudad Obregón, Sonora.- Miles de mujeres centroamericanas y haitianas han emprendido, desde hace meses, un caminar lleno de incertidumbre. Son madres, hijas, hermanas y esposas que por un motivo u otro han dejado atrás su país con la promesa de encontrar algo mejor, pero en su paso por México y Sonora han encontrado abusos, discriminación y se han visto víctimas del machismo.
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Son generalmente mujeres de 20 a 31 años las que migran para huir de la violencia comunitaria e institucional de su país, según el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI). Hasta octubre de 2021, de acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) de las más de mil solicitudes, 40 por ciento fueron de mujeres provenientes con altos grados de violencia de género y leyes poco efectivas para garantizarles una vida libre de violencia.
- La gran brecha de género
De acuerdo con la activista, Saraí Castro, los principales problemas que viven las mujeres que emigran de sus países derivan de su condición de género.
Entre sus mayores necesidades se encuentra la menstruación, pues no tienen apoyo y se sienten denigradas. Nos dicen que, al momento de cruzar la frontera, uno de sus problemas más grandes es la negación de atención en espacios públicos como farmacias, y esto pasa por la discriminación, no por no tener dinero”, comentó.
Relató que otra problemática radica en que, en muchas ocasiones, ellas viajan con sus hijos, y deben afrontar todos estos desafíos mientras los cuidan:
Al querer buscar nuevas oportunidades para ellas y para sus hijos, deben viajar con niños a veces de brazo. Se dio el caso de una mujer haitiana que tuvo a su bebé viajando en el tren, y tuvo que migrar con él junto a sus otros hijos de 7 y 9 años”.
También mencionó el caso de otra mujer, proveniente de Honduras, quien viajaba con sus hijos. “Ella es una profesional que tiene dos licenciaturas y viaja porque no encontró trabajo en ninguna parte”. Recalcó que esto se suma a las responsabilidades que tienen como migrantes, pues no sólo deben ver por su vida, sino por la de sus pequeños.
Castro alertó que las mujeres migrantes se han visto en la necesidad de intercambiar actividades sexuales para salvar sus vidas.
Los coyotes, que cazan a los migrantes y buscan tirarlos del tren, robarles dinero, amenazarlos, secuestrarlos, torturarlos, por el simple hecho de ser migrantes. Muchas veces a las mujeres, lo que se les ofrece por su vida o por cruzar es que hagan actividades sexuales”.
- Han sido borradas
Gloria Ciria Valdéz Gardea, coordinadora del Seminario Niñez Migrante, explicó en entrevista con TRIBUNA que, a lo largo de los años, a las mujeres se les ha invisibilizado de estos temas migratorios.
Las representan como madres, como hijas, como hermanas, es decir, como acompañantes pasivas en los procesos de migración”.
No ha sido sino hasta hace poco, mencionó, que se ha empezado a ver a la mujer como un ente activo, y a las acciones migratorias como temas que involucran a toda la familia, no solamente a los hombres.
Por otra parte, la doctora Valdéz Gardea mencionó que Sonora no tiene lo necesario para que se respeten los derechos de estas personas. “Nuestro estado no está preparado para recibir a migrantes internacionales, tenemos todo en Sonora para ser un ejemplo de estado que respeta sus derechos humanos, sin embargo no se articula una política para apoyarlos. Tenemos todo, están los académicos, las sociedades civiles, las instituciones, pero no hay un diseño para apoyarlos como es debido”.
Hizo énfasis en que, pese a que México ha firmado acuerdos internacionales en pro de los migrantes, no se están cumpliendo: “A pesar de que las leyes de protección a los migrantes establecen que tienen derecho a la identidad, cuidados y salud, no se está llevando a cabalidad. Ni Cajeme, ni Hermosillo, ni la frontera tienen las capacidades de infraestructura para solventar sus necesidades”.
Fuente: Staff