Ciudad Obregón, Sonora.- En México defender una causa, el medio ambiente, una ideología o simplemente formar parte de un movimiento y hacerlo con nombre y apellido es una combinación que puede resultar fatal. El activismo además de ser muy desgastante es muy peligroso.
En los últimos diez años se han registrado en el país 154 activistas ambientales asesinados, 131 de ellos entre 2017 y 2021, de acuerdo con un reporte de la organización internacional Global Witness. Habría que sumarle todos aquellos activistas que defienden diferentes causas en el país, como las madres buscadoras que por el simple hecho de querer encontrar a sus hijos están siendo perseguidas por la violencia; sólo en este año 4 mujeres pertenecientes a estos colectivos han sido asesinadas.
Primer problema: falta de interés
"Nosotras iniciamos este movimiento precisamente por la falta de interés o de acciones por parte de las autoridades para buscar a los desaparecidos, ha sido muy difícil porque son muy pocos los apoyos que nos da el gobierno, sostenemos el colectivo con donaciones o gastos propios, si nos atuviéramos al apoyo del gobierno realmente pienso que no realizaríamos las búsquedas", asegura Nora Lira, líder del colectivo Rastreadoras de Ciudad Obregón para TRIBUNA.
Acepta que el principal problema del activismo que ellas realizan, además del peligro implícito, es tener que costear cada búsqueda. En sus redes sociales siempre hay publicaciones pidiendo donativos. "Por lo general pedimos agua, transporte, suero, gasolina, comida o herramientas. Tenemos una oficina independiente gracias a un ángel anónimo, y es gracias a los ciudadanos o empresarios que hemos recibido apoyo para seguir adelante"
"Es mucho desgaste físico y mental, es batallar día a día con las autoridades, aunque siento que en ese tema estamos iniciando con otra etapa después de casi 4 años desde que decidí dedicarme a esto. Con este último gobierno hemos tenido un poco de acompañamiento y en mi caso seguridad permanente cuando estoy en Sonora. Pero sí hemos tenido problemas en el caso de las investigaciones y búsquedas de desaparecidos, no hay avances en las carpetas", explica a este diario Ceci Flores, líder de Madres Buscadoras de Sonora y México.
Ella es una de las madres buscadoras que constantemente ha recibido amenazas para obligarla a dejar de buscar y aunque en ocasiones ha parado asegura que no dejará ni de buscar a sus hijos ni de acompañar a todas las madres que piden su ayuda. Aun así asegura que poco a poco se han logrado cambios gracias a la insistencia de los mismos activistas. "Al iniciar esta administración estatal no se nos miraba, pero de tanta insistencia hemos logrado que nos vean, no tenemos actualmente los apoyos que necesitamos tristemente, pero al menos nos han escuchado y atendido".
El activismo también lo conforman aquellas mujeres que buscan igualdad y que México deje de ser un país machista donde se mata a 10 mujeres cada día. La tarea de estos grupos tampoco ha sido fácil, pues recientemente se descubrió, por el hackeo del grupo Guacamaya, que el Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) vigila a estos grupos y los clasifica a la par de organizaciones subversivas.
Leticia Burgos, quien dedica su vida a trabajar por una vida libre de violencia para las mujeres, coincide en que el camino ha sido difícil ante la falta de apoyo por parte de las autoridades, recordando que aún no ha habido grandes avances en materia de la Alerta de Género por parte de los diferentes niveles de gobierno."Nosotras seguimos en la lucha, es difícil, pero vamos a seguir de pie exigiendo no solamente justicia por las víctimas, sino que se cuente con programas de prevención, gracias a nuestra lucha es que hemos logrado ver algunos avances, pero desafortunadamente hace falta mucho", afirma.
"Como saltar al vacío"
Los anteriores no son los únicos casos, pues para Rafael Evans el camino para concientizar a la sociedad sobre las consecuencias de la violencia y la apología del delito ha sido como "saltar al vacío", recibiendo solo respuestas favorables por parte de empresarios o de asociaciones civiles cuando de obtener recursos para impulsar proyectos se trata. El actor y activista en pro de las infancias sin violencia comenta para TRIBUNA que aunque es necesario seguir trabajando en estas causas la mayoría de las veces el dinero es una limitante.
"Ser activista por tus propios medios a veces pareciera que es como saltar al vacío, todo se dificulta, es difícil luchar y utilizar la cultura para concientizar sobre todo al sector empresarial para que tenga más conciencia social, gracias a organizaciones se ha venido normalizando de alguna forma la participación de las empresas en el activismo. En mi caso activo a la ciudad promoviendo el empoderamiento de los espacios públicos y por medio de obras de teatro que dejen un mensaje positivo; es muy complicado porque la gente deja de creer que podemos cambiar las cosas, mientras que nosotros seguimos trabajando en los cambios sociales".
Otro caso de activismo y resistencia son Ecojóvenes en Acción por Sonora que por medio de créditos y luchando día a días por obtener recursos realiza sus labores a favor del medio ambiente; el líder de esta agrupación, Érico Isaías López, describe a TRIBUNA que el camino ha sido difícil, ya que el apoyo por parte del gobierno ha sido poco.
"No cabe duda que los gobernantes cada vez más ignorantes en estos temas dejan mucho que decir. Para Ecojóvenes en Acción por Sonora ha sido muy difícil salir adelante, pero por los jóvenes hacemos hasta lo imposible para que puedan desarrollar sus capacidades en cuanto a servir y al cuidado del medio ambiente se refiere. En el caso de nosotros estamos sumidos en créditos a fin de sacar adelante a los chicos, las promesas de apoyo de ambos gobiernos estatal y municipal se han quedado solo en eso, en promesas", asegura.
El activista explica que les genera una gran tristeza que no voltean a ver la importancia de cuidar al medio ambiente sobre todo en el contexto del cambio climático que se está viviendo en Sonora, México y el Mundo.
Fuente: Staff