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Ella es Anabela Carlón, la abogada y activista yaqui que lucha contra la discriminación en Bácum

La activista Yaqui, Anabela Carlón, quien es abogada y líder comunitaria es ejemplo para muchas mujeres no solo dentro de su comunidad en Loma de Bácum, si no para cientos de niñas y jóvenes en Bácum

Ella es Anabela Carlón, la abogada y activista Yaqui que lucha contra la discriminación en CajemeCréditos: Cortesía
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Ciudad Obregón, Sonora.- “Hoy soy mejor que ayer”. Esa es la frase que Anabela Carlón recuerda todos los días para sentirse motivada y seguir adelante. La activista Yaqui, abogada y líder comunitaria es ejemplo para muchas no solo dentro de su comunidad en Loma de Bácum si no para cientos de niñas y jóvenes que la ven como una figura a seguir.

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En entrevista con TRIBUNA, Carlón habla sobre la discriminación que las mujeres indígenas sufren al salir de sus comunidades, el cómo entrar al mundo laboral siendo tan diferente y de cómo a través de redes de apoyo entre mujeres venció el miedo para luchar por su comunidad.

En la imagen, Anabela Carlón, abogada y activista Yaqui

Cuando era una jovencita Anabela no se veía diferente al resto.  Su vestimenta, habla y costumbres eran iguales a las otras chicas y chicos de su edad. Hasta su preparatoria todo fue así y cuando llegó a la universidad el que le preguntaran porque vestía o hablaba así la hizo ver, que contrario a lo creía, era diferente. De ahí en ocasiones comenzó a ser discriminada por ser quien era. ¿Cómo es ser mujer indígena, a qué te enfrentas discriminación, cómo fue cuando sales a estudiar?

Yo me consideraba igual que todas las personas, nunca vi en el inicio que tenía una diferencia, que era diferente. Después lo empecé a notar cuando el trato a mi era diferente, realmente yo no me fijaba que era diferente porque en el medio donde viví eso era lo normal. En territorio Yaqui en Loma de Bácum eso era lo normal, después vine a la preparatoria en Vícam no había mucha diferencia las amistades con las que yo tenía contacto eran los hablantes de lengua Yaqui, había muy poca gente que hablaba el yori o castellano.

Cuando fuimos a la universidad también me fui con un grupo de estudiantes Yaquis y no note esa diferencia al principio. Dentro de la universidad fue cuando me empezaron a hacer demasiadas preguntas los compañeros y me di cuenta que venía de una sociedad diferente a la de la mayoría", comparte.

Cuando quería trabajar para pagar mis estudios no me contrataban por mi forma de vestir o hablar o me decían que ‘mañana vas a empezar’ y cuando iba al siguiente día me decían que el puesto ya estaba ocupado. Fue clara la discriminación que empecé a ver o me decían que el requisito era que necesitaba cambiar mi forma de vestir y obvio por mi español, porque siento que mi español era uno intermedio”, declara.

Aunque Carlón no se enfrentó con una fuerte mentalidad machista dentro de casa sí hubo momentos en la que quisieron hacerla desistir sobre sus estudios. Fue su abuelo materno quien desde siempre alentó a todos los nietos a estudiar sin hacer distinción por ser hombre o mujer.

En la imagen, Anabela Carlón, abogada y activista Yaqui

Yo quiero estudiar eso dijo mi abuelo y si me quieren apoyar qué bien y si no de todas maneras yo me voy a ir”, recuerda Anabela.

¿Existió esa mentalidad machista en tu casa de que los hombres deben estudiar y las mujeres deben de quedarse en casa?

“Cuando yo decidí estudiar si hubo familiares no los que viven en mi casa directamente pero si los familiares de mis abuelos, ellos dijeron que era suficiente que ya había terminado la prepa y que ya no necesitaba irme a estudiar a ningún lado porque yo andaba contándole a mis tías y abuelas que quería ir a estudiar a Hermosillo. Y cuando decidí estudiar en Hermosillo el Derecho no era de las opciones que yo había elegido.

Si no que como grupo de estudiantes Yaquis nos reuníamos mucho, hicimos un pequeño movimiento para crear las condiciones y poder ir a estudiar, conseguir eso y todo eso. En ese grupo analizamos que lo que necesitaba la Tribu Yaqui eran carreras que fortalecieran la cultura, la lengua también defender los derechos y la economía, entonces muchos decidieron estudiar agronomía, economía, lingüística pero nadie iba a la carrera de Derecho, yo en un inicio quería estudiar agronomía se me hacía algo más cerca de lo que yo he vivido.

Cuando dije que iba a estudiar Derecho en mi casa algunos de mis tíos me dijeron que mejor estudiara para maestra porque había más facilidades y había trabajo seguro. Pero a mí nunca me ha llamado la atención ser maestra; yo le dije a mi abuela que iba a ir y que no les estaba pidiendo permiso nomás les estaba avisando.

En mi familia el abuelo materno jamás hizo esas diferencias de que ‘tu por ser mujer nomás te tienes que dedicar a la cocina o tu por ser hombre nomás a lo de los hombres’, el abuelo siempre hacía que se combinaran los trabajos, si íbamos a la leña iban todos hombres y mujeres y por igual, allí nosotros no veíamos esa diferencia, mi abuelo materno era muy progénero se pudiera decir, no hizo que esas diferencias se marcaran mucho cuando yo estaba creciendo con ellos, él siempre dijo que teníamos que estudiar que de eso dependía el futuro”.

Eres una mujer que se ha desenvuelto en temas muy escabrosos, estuviste en la lucha contra el gasoducto, ahora representas a las familias de los Yaquis desaparecidos, son situaciones que muchas veces la sociedad no ve bien que las mujeres participen. ¿Cómo te sientes al saber que eres una mujer que apoya las causas de su comunidad que mantiene la lucha vigente? ¿Te has encontrado con situaciones donde te hayan dicho ‘hasta un lado’ porque es cosa de hombres?

“No me lo he topado directamente pero sé que hay personas que tratan de invisibilizar lo que yo hago, pero cuando estas haciendo un trabajo es imposible que te puedan tapar pero sí lo he notado más al interior de la Tribu Yaqui, eso de que yo haya participado en la lucha del gasoducto fue porque así lo solicitó la autoridad tradicional de Loma de Bácum (...) al inicio sí tenía un poco de miedo porque ya he visto la situación de otras personas, pero dije ‘ahora que la autoridad tradicional me ha dicho que los apoye por supuesto que lo voy a hacer’ y sí inmediatamente después fuimos estigmatizados nos quisieron criminalizar porque hubo denuncias penales en contra nuestra por la lucha de nuestros derechos. Ahora sí que una no decide dedicarse a esto sino que la situación te hace. Y también con las familias de los desaparecidos yo fui solamente a manifestarles mi solidaridad pero también ellas pidieron que las acompañara y la misma autoridad pidió lo mismo.

Eso es de las cosas pesadas que me ha tocado hacer pero también he hecho cosas bonitas que han reforzado de alguna manera que los jóvenes volteen a ver su territorio y que aprendan a apreciarlo y defenderlo también”.

Carlón reconoce que el miedo es natural pero detrás de ella hay grandes mujeres que la apoyaron cuando más lo necesito y hoy le toca ser a ella esa gran mujer que apoyará a las futuras generaciones.

¿Qué les dices a las niñas que al igual que tu quieren hacer cosas bonitas por su comunidad pero que a lo mejor por miedo o discriminación no lo han logrado?

“Yo un buen tiempo tuve temor también y no me sentía capaz de hacer, actuar o participar en estas luchas, pero hubo un equipo de mujeres que me apoyaron, algunas son empresarias, algunas son de la comunidad, tuve que participar en un seminario que me abrió mucho las puertas y no las de afuera si no hacía mí y fue hasta entonces que comprendí las capacidades que yo tenía y que la única barrera que yo tenía era yo misma.

Si hay muchas mujeres que nos inspiran pero que también nos abren las puertas. Es como muchas veces que dicen ‘inicia algo y el destino va a conspirar a favor de ti’ muchas veces uno solo necesita el valor o deseo de hacer y la única barrera es uno mismo”.

Fuente: Staff