Hermosillo, Sonora.- La situación económica del estado, queda claro, no es ni la deseable ni la óptima, pero ha presentado algunos matices que invitan al optimismo a mediano plazo, aunque, al mismo tiempo, existen datos y análisis que echan para atrás ese júbilo con que las autoridades han analizado el panorama.
Hace unos días, el gobernador Alfonso Durazo celebró que las mediciones del Instituto Nacional de Geografía e Informática (Inegi) colocaron a Sonora como el estado fronterizo con mayor crecimiento económico en el primer trimestre del año.
El dato no sólo es real, sino que, de hecho, la entidad superó la propia expectativa de 4.5% al quedar en 4.8, un número nada baladí, pues habla de un dinamismo que la mayoría de los territorios en el país no tienen.
Lo es más al recordar que la pandemia laceró profundamente su economía: entre el segundo trimestre de 2020 y el primero de 2021 cayó 21.9%, un golpe brutal del que ya logró recuperarse, pues el crecimiento entre el segundo trimestre de 2020 y el primero del año en curso lo deja con una subida de 28.8%, es decir, una mejora pura y dura de 6.9%.
Algo que ayuda a entender el fenómeno es la cantidad de empleos formales creados, que a junio ya suman 21,700.
- Los focos rojos
El tema para Sonora es que en medio de este logro hay una serie de condicionantes que encienden algunas alertas, pues habla mucho de las condiciones tanto de la economía local como de la calidad del empleo.
De acuerdo al INEGI y al análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la productividad, medida por la cantidad de pesos producidos por hora trabajada cayó a su nivel más bajo ($210) desde 2018.
La productividad laboral tiene que caer cuando la inversión fija va a la baja y la inversión fija está en niveles de hace diez años, por lo que es probable que siga disminuyendo", explica Gabriela Siller, directora de análisis del Banco Base, quien añade que el asunto es un problema en la inversión.
“Se trata de inversión fija en los estados, es decir ampliación de empresas o llegada de nuevas, pero también de inversión en capital humano, que también ayuda a aumentar la productividad”, explica Fernando Sánchez de BBVA.
Esa ausencia de inversión, la limitante de que lleguen nuevos capitales y que las industrias presentes inviertan en sus trabajadores se refleja con dureza en los índices medidos.
Otro hándicap para Sonora está justo en la calidad de los empleos generados, que, si bien siempre contar con más plazas es un aliciente, el debate de qué tipo de trabajos ofertas resulta vital.
El IMCO señala que la población económicamente activa que cayó en pobreza laboral pasó de 26.8 a 28.8%, una tendencia que se mantiene desde inicios de la pandemia; huelga decir que el tema se complica más cuando se habla de mujeres, quienes alcanzan un 31.5%.
Este punto es sumamente delicado, pues quien cae en pobreza laboral, pese a ser una persona económicamente activa, no ingresa lo suficiente para cubrir el costo de la canasta básica, por lo que, prácticamente, uno de cada tres trabajadores se encuentra en tal encrucijada.
Dicho rasgo ayuda a explicar que la informalidad laboral sigue alta y creciendo, pues se situó en 39.2%, es decir, casi cuatro de cada diez personas trabajan sin prestaciones, afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social o al Sistema de Administración Tributaria.
- Alta burocracia
Entre el análisis presentado destaca que Sonora ha tenido un alza importante en su burocracia, lo que permite también una lectura de que muchos de los empleos formales generados fueron dentro de los gobiernos.
Y es que, mientras el indicador óptimo, de acuerdo al IMCO, es de 4.2% de la población económicamente activa laborando en el gobierno, Sonora alcanzó ya el cinco por ciento; hay que remontarse al 2014 para encontrar, dentro de la última década, un porcentaje tan elevado.
El reto del estado radica en incrementar los porcentajes de trabajadores en el servicio privado y reducir la burocracia, con el fin de garantizar que el recurso público se puede derivar a la inversión social y no al pago de nóminas y servicios personales.
Fuente Tribuna