Ciudad Obregón, Sonora.- La falta de oportunidades para encontrar trabajo, y la convicción de lograr una mejor vida en Estados Unidos, empujó a Luis a enfrentarse a un duro viaje montado en el tren con destino a Mexicali y desde ahí intentar “brincar al otro lado”, sin imaginar que esta aventura le quitaría una de sus extremidades, pero no su convicción de mejorar su situación.
Desde que uno pone un pie a bordo del tren, debes ir con la idea de que es ganar o perder, ya que además de las inclemencias del sol, o las frías noches, cada curva o frenada es un peligro, pero el mayor riesgo son los grupos de migrantes que llamamos ‘tumbadores’, ya que ellos solo se suben a asaltar a los viajeros, sobre todo a los que viajan solos”, compartió.
Apoyándose en el vagón de un tren parado sobre el puente de la que fuera la estación de ferrocarril de Ciudad Obregón, y dejando de lado una muleta, para dar descanso a su única pierna, Luis retoma el relato de su experiencia como ‘trampita’:
Al entrar a la ciudad de Navojoa, se subieron unos migrantes salvadoreños pertenecientes a la Mara Salvatrucha, y tras amenazas, me decidí en proteger no solo mis pocas pertenecías sino a mis compañeros de viaje, y pues en el enfrentamiento, uno de ellos y yo caímos de tren, yo perdí una pierna, pero el otro, ya está enterrado”.
Luis explicó que, tras varios meses de convalecencia en un hospital de Navojoa, tras adaptarse a la falta de una pierna, retomó su camino hacia el sueño americano. “Yo salí de mi casa, cuando falleció mi papá, soy el más chico de sus 30 hijos, así que te imaginaras que por más herencia que dejara no hubiera sido suficiente para vivir”.
Siempre he creído que, si Dios me dio la vida, él debe ser quien me la quite, no algún vividor que solo sabe robar, por eso es importante el contar con compañeros de viaje, nosotros cuando vemos a un novato, lo intentamos apoyar y que no sea presa fácil, son muchos los peligros y no hay garantía de llegar al destino”, finalizó.
Fuente: Tribuna