Guaymas, Sonora.- Si bien las drogas, los precursores químicos y las personas son los tráficos que más atención mediática reciben, existen otros que, subrepticiamente, afectan la economía, la seguridad e incluso la salud de varias naciones, incluido México.
Uno de ellos es el producto del mar, sobre todo el camarón, cuyo comercio ilegal se ha convertido en un problema mayúsculo ante la pasividad de las autoridades, que no terminan de cobijar a la industria local, presa de mafias internacionales que controlan la distribución del animal.
La presencia de camarón ilegal no sólo supone un riesgo para la industria acuícola del país, en la que Sonora juega un papel preponderante, sino también para la ciudadanía, que consume producto de procedencias irregulares, sin olvidar a la autoridad, que debe disponer de recursos monetarios y humanos para atender el delito.
- Ecuador, la clave
Todo inicia en Ecuador. En el país sudamericano se ha forjado la mayor industria de camarón del mundo, derivado de que hace cincuenta años los grandes productores dieron cuenta de las condiciones ultra favorables para establecer ahí un centro de producción y distribución con el que pudieran dominar el mercado asiático.
Es tal el tamaño del negocio en Ecuador que se trata de la segunda mayor exportación (23.6%), únicamente detrás del petróleo, lo que equivalió el año pasado a 6,653 millones de dólares, 500% más que en 2012; la cantidad representó el 5.7% de su Producto Interno Bruto (PIB).
De acuerdo con la BBC, uno de cada cinco camarones en el mundo proviene de las aguas ecuatorianas, algo impensado hace una década.
¿Cómo se logró? Con la ayuda de China, país que estableció un acuerdo político comercial con Ecuador, a donde envió expertos en producción pecuaria, tecnología y una serie de inversiones, comprometiéndose a consumir el grueso de la producción. Actualmente el 60% del camarón ecuatoriano termina en las ciudades chinas.
El detalle es que esto ha generado, de acuerdo con los reportes periodísticos, una veta para el mercado negro, ya que el producto que no es exportado y se queda en Ecuador es captado por el crimen organizado, el cual aprovecha las rutas trazadas por los cárteles colombianos para sacar la cocaína y a través de las costas ecuatorianas para enviarlo a varias naciones, entre ellas México.
- Exigencias
"Debemos seguir exigiendo al gobierno que termine con el contrabando de camarón, el cual entre por las fronteras, por las terminales atendidas por la autoridad; nosotros hemos destinado a profesionales que comprueben esto, incluso personalmente hemos estado en el (río) Suchiate para atestigua cómo penetra el camarón al país“, explicó Miguel Ángel Castro Cosío, director del Comité de Sanidad Acuícola del Estado de Sonora.
Para el líder de los productores acuícolas sonorenses, la autoridad federal debe garantizar el freno al tráfico indiscriminado de camarón, que representa una competencia desigual y, encima, pone en riesgo la inocuidad de la producción local.
Los productores mexicanos calculan que el año pasado ingresaron ilegalmente al menos 200 toneladas de camarón, cuyo grueso termina en el centro del país, lejos de los sitios de producción nacional, pero cerca de grandes mercados.
En venta, mientras un kilo producido en las granjas del país ronda los 150-180 pesos, el ecuatoriano se puede vender incluso por menos de la mitad.
“El asunto es la ilegalidad. Los ecuatorianos coludidos con comerciantes mexicanos se las han arreglado para introducir cantidades enormes de camarón a precios inaceptables, imposibles de entrar en competencia con ellos por los costos subsidiados que tiene Ecuador. Por eso es que las cosas están muy mal para el sector acuícola y también para la pesca ribereña”, dijo Carlos Urías, presidente de la Confederación de Organizaciones Acuícolas del Estado de Sinaloa.
- Proceso
De acuerdo con Mongabay, los traficantes de camarón usan las mismas rutas de traslado que los narcotraficantes, a quienes pagan para trasladar el producto desde los puertos ecuatorianos hasta las costas de Jalisco, de donde parte el producto rumbo al centro del país, o hacia la frontera de Guatemala con México, donde luego ingresa ilegalmente a la vista de todos.
Si bien las autoridades se han comprometido a atender y combatir el tráfico del producto del mar, los resultado no han llegado y el mercado sigue saturándose de un producto de baja calidad que supone un riesgo económico y de salud.
Fuente: Tribuna