Hermosillo, Sonora.- Decenas de migrantes africanos llegan todos los días a Sonora y muchos de ellos quedan varados en Hermosillo. Se les observa en los alrededores de la Central Camionera, acostados en la banqueta, en el camellón del bulevar Luis Encinas o caminando por el sector, coinciden en que su meta es llegar a Estados Unidos para cumplir el sueño americano.
Justo enfrente de una terminal de autobuses hay un lote baldío, ahí en la sombra de un árbol se suele reunir un grupo de senegaleses; mientras unos descansan en el suelo polvoso, otros lavan ropa, pero hay un denominador común: además de cansancio, la incertidumbre llena su rostro. Para estos hombres y mujeres africanas el calor no es el tema, sino lo que sucederá en sus vidas a lo largo de las siguientes horas. A más de 9 mil kilómetros de sus hogares, lo único que les queda es un poco de esperanza.
Porque nada les es sencillo. Para comunicarse, los migrantes usan un celular que les traduce el francés al español; los aparatos son cargados por comerciantes de la colonia Revolución que se prestan a ayudar. Amadou Dia, de 32 años, era uno de los migrantes que se encontraban aquel día caluroso en las afueras de la terminal de autobuses: junto con otro medio centenar de paisanos tomaría un autobús rumbo a Sonoyta, más cerca de la frontera con Estados Unidos, pero también más cerca de las garras del crimen organizado, que controla la ruta migrante.
Los viajeros explicaron que algunos salieron en barco desde las costas senegalesas rumbo a Centroamérica; se sabe que la ruta migrante desde África suele tener como destino la selva del Darién en Panamá, lugar al que cientos llegan diariamente para seguir su periplo hacia México, además de Honduras vía El Salvador. A partir de su entrada al país, previo paso por Guatemala, camiones, largas caminatas o el tren, les esperan, con todos los riesgos que implica.
Nos quedan más meses de viaje cansados, hambrientos y tristes, los amigos tienen miedo de los camiones, si nos pilla inmigración nos mandan de vuelta al sur de México”, dijo.
Justo debajo de un árbol endémico el grupo conformado por alrededor de 12 hombres y una mujer se pudo observar que tenían tortas, botellas con agua y rollos de papel higiénico, al preguntarles señalaron que personas llegaron a dejarles ayuda y comida.
“No beef”, dijeron al preguntarles qué es lo que comen, pero se refieren a la carne de cerdo y no a la de res como la traducción lo indica, también se alimentan de pollo y frutas, la restricción se debe según expresaron a que son musulmanes y su religión no se los permite.
Tenemos miedo que nos regresen, hemos luchado mucho para llegar hasta aquí, hay amigos que aceptaron irse en autobús, otros se niegan, tienen miedo de la inmigración y de la policía, ni quieren correr riesgos”, agregó Amadou Dia.
Los migrantes explicaron que para poder comprar un boleto de camión que los lleve hasta Sonoyta deben contar con un permiso e identificación, además de cubrir un monto de 800 pesos que les cobra por persona.
Vecinos y comerciantes los ayudan
Óscar García Dávila, vecino de la colonia Revolución I, quien habita a unos metros del terreno baldío donde se refugian los migrantes, apuntó que todos los días llegan nuevos grupos, que unos siguen su travesía hacia el norte y otros llegan con el mismo objetivo.
Tienen aproximadamente como un mes más o menos, son diferentes grupos, llegaron por la cuestión de la Central Camionera, en la madrugada se los llevan en un camión, yo creo que los apuntan 45-50 y se van y llega otro grupo y así todos los días”, explica.
No hacen daño, llega gente les dan comida, les dan agua, viene gente de asociaciones también y les traen ayuda, no comen nada de carne por la religión de ellos, son puros africanos y haitianos, los dejan en Sonoyta”, afirmó.
Omar Oshima, comerciante del sector indicó que son muchos los ciudadanos que acuden para brindarles alimentos a los grupos de migrantes, pero es importante que se trate de comida que sí consuman, de lo contrario la desechan.
El señor Oshima quien tiene un negocio de venta de comida y es propietario del terreno donde se ubican los migrantes, comentó que les permite estar en el lugar siempre y cuando lo mantengan limpio, les proporciona bolsas de basura y Servicios Públicos Municipales ubicó botes para que tiren los desechos.
Además, resaltó que hubo un momento en el cual había alrededor de 600 migrantes enfrente de la Central Camionera de Hermosillo pero que desde que paró el tren disminuyó la afluencia y ahora llegan en grupos de alrededor de 50 a 70 personas diariamente.
Se vienen porque dicen que el país es pobre, hay migrantes que vienen en avión, pero también hay otros que llegan a pie y así se van siguiendo su camino, en las noches es cuando caminan, el destino de ellos es Sonoyta, ya ahí no sabemos qué sucede”, comentó.
Fuente: Tribuna