Cajeme, Sonora.- La llegada de Javier Lamarque no ha significado cambios relevantes para el centro de la ciudad de Cajeme, que permanece olvidado, sumido en deficiencias y en medio de un ambiente enrarecido, producto de la desconfianza ciudadana. Al caer la noche, el centro se convierte en una boca de lobo: oscuro y peligroso, lo que lleva a los comercios a cerrar temprano sus puertas y a los visitantes a extremar precauciones al caminar por las ruinosas banquetas del sector.
Las calles padecen del mismo mal: sin atención, el pavimento agrietado, el polvo de años acumulándose en las esquinas y la ausencia de señalizaciones, son las características de un primer cuadro en terapia intensiva.
Peligros
Con la inseguridad que hay en la ciudad sí andamos con cuidado, también hay algunas partes donde no hay iluminación y nos da miedo que nos vayan asaltar”, comentó Lucía, quien trabaja en un comercio ubicado en el centro.
Para los comercios no es sencillo aceptar la realidad: ante la falta de vigilancia policiaca y el caos generalizado, bajar las cortinas a horas más tempranas es la solución para evitar un disgusto mayor. “Aquí cae la noche y se pone muy feo, empieza a irse la gente y a llegar otra que sólo hace aquí otros negocios y hay casos de violencia, está complicado”, comenta René, quien es dueño de un negocio de plásticos.
Cuestionado al respecto, el capitán Claudio Cruz, jefe de la policía local, reconoció que la extensión de la ciudad, sumado a la falta de elementos y equipo complican atender todas las zonas, incluyendo el corazón de la ciudad. “Bastaría que se dieran una vuelta por los callejones del centro para qué vean lo peligroso que es cuando está oscuro, a lo que nos exponeos los que tenemos qué pasar por ahí”, dice Marcela, trabajadora de un banco ubicado en la zona.
Malas calles
En un recorrido que realizó TRIBUNA por las calles más transitadas, se pudo constatar el mal estado en el que se encuentran algunas vialidades. Además, los callejones del primer cuadro presentan un grave deterioro, ya que en algunos hay problemas de drenajes colapsados, así como la falta de pavimento en grandes tramos. Al mismo tiempo, la mayoría de los semáforos peatonales no funcionan, por lo que también representa un peligro para los ciudadanos, tanto para peatones como para automovilistas.
Huelga decir que las banquetas, además de deterioradas tienen las rampas y accesos para minusválidos bloqueados o destruidos. “Es difícil andar por el centro porque las banquetas están en mal estado, aparte los semáforos no funcionan y mucha gente se pone en riesgo”, explica Manuel, estudiante que diario circula por el primer cuadro. Precisamente la obstrucción en las banquetas por parte de algunos comercios, es también un dolor de cabeza para las personas que acuden con frecuencia a realizar sus compras al centro de Ciudad Obregón.
Pese a todo esto, el Gobierno Municipal no ha implementado un proyecto, que termine con las problemáticas que aquejan desde hace años a esa zona de la ciudad. En varias ocasiones, Lamarque Cano ha reiterado que se ha trabajado en el tema, sin que hasta el momento se tengan resultados. La situación también afecta a los comercios establecidos, ya que tienen que estar al corriente con todos sus pagos, contrario a los negocios informales, pues algunos no cuentan con los permisos para operar.
Estos problemas tienen mucho tiempo, han venido y se han ido administraciones y no han hecho nada, todos tienen sus intereses pero sí es urgente que se le dé una nueva cara al centro, le hace bastante falta”, señaló una comerciante, encargada de una tienda.
Llamas Asencio expuso que es necesaria la regulación de los puestos ambulantes, ya que en el último corte se registraron 239 de este tipo de negocios, cuando el límite es de 160.
Olvido
El problema radica en que el Ayuntamiento no ha presentado un plan real para rescatar a un centro que clama por su intervención; el alcalde Lamarque sólo ha hecho mutis ante las exigencias.
Fuente: Tribuna