Ciudad Obregón, Sonora.- La ceremonia solemne que representa el Día de Muertos en distintos lugares de México, en Cajeme ese silencio se llena con los acordes de los músicos y ya sea despidiendo o acompañando a sus difuntos, el carácter alegre de los cajemenses se demuestra incluso en el dolor de una perdida.
Pese a lo anterior, la pena no es menor, incluso tras la ‘fiesta’ de despedida, ese sentimiento agridulce, que tarda en asimilarse acompaña a sus seres queridos, quienes saben que “solo muere quien es olvidado”, frase que abona a que a pesar de los cambios de generaciones, la celebración de Día de Muertos se mantenga presente.
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Stephanie González, ciudadana, compartió: “El dolor de perder a un padre, hermano, hijo, hija, nunca se olvida siempre te busca, sobre todo en los momentos de soledad, pero el saber que tu ser querido esta siempre a tu lado, te da fuerza, confianza y ganas de seguir adelante, de poner su canción favorita y recordarlo, de preparar su comida de platicarle tu día una vez más, por eso el colocar su altar en este día se hace con mucha ilusión”.
Doña Guadalupe Machado, quien cada semana acude a visitar a su amado esposo señaló que aun cuando no deja de acudir a al panteón, este día dos de noviembre es una fecha significativa.
No semana que no venga a ver a mi viejito, a decirle que me espere allá unos años más, a decirle lo que lo extraño y como han crecido nuestros hijos desde que él soltó mi mano en este camino de la vida, pero el Día de Muertos es una fecha que retoma importancia, es cuando nos volvemos a reunir toda la familia”, expresó.
Las visitas en los panteones de la localidad, representan la convivencia familiar el adornar las tumbas con coloridas flores, recordar anécdotas que en la vida del difunto plasmó un recuerdo en sus seres queridos, incluso el tomarse una ‘copa’ más con su ser querido, mientras suenan los acordes de las canciones favoritas del ser que partió.
Claro que, pese al tiempo que pase aún nos sigue doliendo su ausencia, tal vez sea eso mismo, que hace que en ocasiones podamos escuchar su voz en la casa, o sentir que está sentado junto a nosotros en la mesa, tal vez solo sea ese deseo de volver a ver su cuerpo físico, ese al que podíamos abrazar y que nos demostraba su amor, o tal vez sea que realmente siguen cuidándonos desde otro lugar, que nos acompañan en nuestros momentos más duros y también en nuestras alegrías, no sé qué sea, pero eso no cambiará que siempre esté en nuestro corazón y recuerdos”, compartió Pablo Castro, visitante del Panteón del Carmen quien por primer año, tras el reciente fallecimiento de su padre, acude a esperar su regreso en este Día de Muertos.
Pero también existen aquellas celebraciones menos emotivas, pero no por eso con menos intensidad de sentimientos, tal es el caso de Florentino Vega, quien cada Día de Muertos, desde hace 25 años, sale de su vivienda, montado en su bicicleta cargando un arreglo floral para dejarlo en la tumba de su madre.
No tuve más hermanos, ni un padre, ella fue mi único tesoro en vida, desde pequeño tuve que trabajar, por lo cual deje la escuela, ahora a mis 70 años acudo a que su sepulcro no se pierda, ya que falte yo nadie vendrá, y se perderá su recuerdo en este mundo”, relató.
Durante estas fechas muchas familias colocan ofrendas y altares decorados con flores de cempasúchil, papel picado, pan de muerto y algún platillo que le gustaba a sus familiares a quienes va dedicada la ofrenda. Los difuntos suelen ser honrados por sus dolientes con flores, música, limpieza de sus tumbas, regalos, comida y conviviendo en familia, recordando a sus seres queridos que se adelantaron en el camino.
En casa le pusimos su altar, ahí tiene su comida y algunos gustitos que tenía, incluso mis hijos le pusieron sus cigarros, aunque ellos mismos lo regañaban por fumar, pero de eso se trata de hacerlo sentir bien, y que al llegar vea cuanto lo queremos y extrañamos no solo hoy, sino todos los días”, compartió la ciudadana Yolanda Vega.
Fuente: Tribuna