Ciudad Obregón, Sonora.- En el corazón del Valle del Yaqui se ubica un poblado que por muchos años fue considerado el granero de México. Es el ejido Primero de Mayo, mejor conocido como el Campo 77. Cuenta con una comunidad trabajadora, en su mayoría dedicada a las labores agrícolas.
Como toda comunidad que tiene a su santo o santa patrona, los habitantes del pueblo son devotos de la Virgen del Perpetuo Socorro, a quien veneran y celebran desde hace 67 años. Los festejos se realizan los días previos al 27 de junio. Durante esos días el poblado se llena de colores y se convierte en una caja de música tradicional de los danzantes pascolas.
José Guadalupe Nafarrate Cantú, organizador de las tradicionales fiestas de la comunidad, comentó que esta costumbre se remonta a finales de la década de los 50, cuando la fe y la iniciativa de una mujer marcaron para siempre la identidad espiritual del ejido. La tradición inició cuando Mercedes Bórquez, tomó la decisión de regalarle a la comunidad del ejido Primero de Mayo una imagen de la Virgen.
Según la historia, Mercedes que residía en el Campo 62, recorrió casa por casa para realizar una colecta y reunir los recursos para comprar la imagen y regalársela a los habitantes del Campo 77, que hasta la fecha mantienen la costumbre de venerar a la Virgen a quien se le atribuyen miles de milagros.
Cada año se celebran con gran entusiasmo las tradicionales fiestas en honor a la Virgen, es una de las celebraciones más esperadas por los habitantes del ejido y las comunidades cercanas", indicó.
Agregó que, una vez que ya se contó con la imagen de la Virgen en el pueblo, tanto las autoridades como la propia gente se unieron para construir un templo digno que albergara la sagrada imagen, la cual fue colocada inicialmente en un predio propiedad de José Bórquez, indicó el promotor de estas festividades.
De acuerdo a quienes han vivido la experiencia de estos festejos, los corazones de los habitantes del ejido vibran a ritmo de los tambores, flautas y el sonido rítmico de los cascabeles de los danzantes, quienes representan el eterno ciclo de la vida, la conexión con la naturaleza y la lucha del venado por sobrevivir.
Otra de las experiencias que se viven en el pueblo, es la de tocar y cantar las mañanitas a la Virgen acompañadas por mariachi, y al mismo tiempo queman fuegos artificiales con la frase "Viva la Virgen del Perpetuo Socorro", después encienden el famoso castillo, que desde su llegada, ha sido una gran tradición para el Campo 77.
La Santa Patrona, es reconocida por que los fieles recurren a su protección durante los periodos de enfermedad, peligro, para satisfacer diversas necesidades y, particularmente, resolver problemas financieros, justo el tipo de problemas que actualmente afectan a los agricultores de la región debido a la sequía que se presenta en el sur de Sonora.
Fuente: Tribuna
