Ciudad de México.- Los niños verdaderamente adoran a Papá Noel. Por eso, en ocasiones los padres pueden utilizar la figura “intimidante” de Papá Noel para hacerse oír y animar a los niños a ser obedientes. “Si no eres bueno, Papá Noel no te traerá ningún regalo” o “Papá Noel tiene ojos en todas partes, así que más vale que seas ejemplar”. Estas frases a veces se nos escapan sin avisar, al borde del cansancio. He aquí por qué amenazar o chantajear con los regalos es muy mala idea, incluso como último recurso.
Una práctica sin interés educativo
A veces, cuando los niños hacen berrinches o se niegan a cooperar, los padres sacan el arma letal de Santa para un inminente regreso a la calma. Es una salida un poco “fácil”. Generalmente, la demonización de este generoso hombre se produce cuando la famosa cuenta hasta tres ya no funciona y resulta totalmente ineficaz. Luego, los padres pasan por Santa Claus para restablecer el orden.
Este personaje, que se supone encarna la generosidad y el amor ilimitado, se convierte, por tanto, en una figura de autoridad “sustituta”. En lugar de poner estrellas en los ojos de los niños pequeños, se refleja allí con una cara monstruosa. Como si eso no fuera suficiente, los padres a veces fingen una llamada a Santa para testificar sobre lo terrible que ha sido su hijo.
Cuando Papá Noel se convierte en guardián de una lista de comportamientos considerados “buenos” o “malos”, también puede conducir a una visión simplista y binaria del bien y del mal. Al asociar la actitud de los niños pequeños con el materialismo de los regalos, lo hacen por puro “interés personal”. Y no con vistas a respetar los valores morales.
Papá Noel convertido en instrumento de terror
En el imaginario de los niños, Papá Noel evoca alegría, compartir y sobre todo magia. Sin embargo, con la amenaza o el chantaje de Papá Noel, el hombre del trineo se pone al mismo nivel que los villanos de Disney y convoca al miedo. Una transición brutal para los niños pequeños que tanto admiran a Papá Noel. En una sola frase, el querido pequeño Papá Noel cambia su traje rojizo por un uniforme militar.
En lugar de representar bondad y gratitud, Papá Noel se convierte en una fuente de ansiedad. Esto corre el riesgo de dejar cicatrices emocionales duraderas en los niños. Esto es tanto más válido cuando existe la noción de “voyeurismo”. Al pensar que Papá Noel los “espia” constantemente, los niños corren el riesgo de sentir una fuerte presencia incluso en su intimidad y actuar de forma “robótica”.
Fuente: Tribuna Sonora