Ciudad de México.- Casi el 20% de los adultos muestran un signo de estado depresivo y el número de personas afectadas no ha dejado de aumentar desde la crisis sanitaria. En medio de la preocupación y la tristeza, la llegada de la estación fría asociada a la falta de luz también aumenta el riesgo de depresión estacional. El 12% de las mujeres se quejaría de esta disminución del estado de ánimo y la energía después del cambio al horario de invierno y el 5% incluso se sentiría realmente enferma. Es hora de poner todas las posibilidades de tu lado para evitar la prisa de la depresión, caracterizada por una sensación de vacío y tristeza, mayor fatiga e irritabilidad. ¡Y sin medicamentos, es posible!
1 - Omega 3 equilibradores
Estos ácidos grasos esenciales no son fabricados por el cuerpo y deben ser aportados por la dieta. Son similares a las grasas que se encuentran naturalmente en el cerebro (EPA y DHA) y desempeñan un papel importante en el funcionamiento cerebral, tanto a nivel cognitivo (memoria, atención...) como emocional.
Dónde encontrarlos: principalmente en pescado graso (atún blanco, sardinas, hígado de bacalao) y mariscos, así como en algunos aceites vegetales (colza, lino, nueces).
2 - Del triptófano regulador
Este aminoácido desempeña, entre otras cosas, un papel de precursor de la serotonina (neurotransmisor esencial para la comunicación entre las neuronas), también llamada hormona de la felicidad porque regula el estado de ánimo y mejora el sueño.
Dónde encontrarlo: principalmente en carne blanca, pescado, huevos, así como en legumbres, chocolate, levadura de cerveza.
3 - De la tirosina tranquilizante
Se trata de otro aminoácido, que también desempeña el papel de precursor de la dopamina , pero que también resulta ser un precursor de la noradrenalina, otro neurotransmisor implicado esta vez en los mecanismos de la atención, las emociones, los sueños y las pesadillas. Una deficiencia de tirosina limita la producción de noradrenalina que afecta negativamente al estado de ánimo y al sueño.
Dónde encontrarla: La tirosina debe su nombre a la palabra griega tyros, que significa queso, porque se identificó en la casia de la leche en el siglo XIX. Por lo tanto, se extrae sobre todo de los productos lácteos, así como de los crustáceos, los huevos, las semillas y las legumbres.
Fuente: Tribuna