TRISTEZA

Así es como la tristeza afecta a todo tu cuerpo; estos son los cambios que ocurren

Sí, sientes la tristeza en el corazón; pero esta parte de ti no es la única que sufre, también el resto de tu cuerpo se ve afectado 

La tristeza afecta a tu cuerpo de estas formasCréditos: Unsplash
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Ciudad de México.- "Tengo el corazón pesado", "Me pesa", "Me siento vacío": tantas expresiones que atestiguan los efectos de la tristeza en nuestro cuerpo. A través de ella, es la amenaza de la depresión la que asusta.  Cuando el dolor se refrime y se instala a lo largo del tiempo, puede tener repercusiones en el funcionamiento de nuestro cuerpo

Cuando estamos tristes, tendemos a aislarnos. Nuestras emociones están ahí para hablarnos de nuestras necesidades más profundas. La tristeza invita al retiro para integrar la pérdida, cuestionarse, adaptarse. Después de una ruptura, por ejemplo, necesitamos un tiempo para volver a centrarse en nosotros mismos para poder movilizarnos de nuevo hacia afuera.

La tristeza obliga a ralentizarse disminuyendo la capacidad de movimiento e impone el tiempo necesario para centrarse en sus necesidades primarias. Por lo general, hay una ralentización física y psicológica, a nivel cerebral pero también motor.
Se acompaña de un trastorno del impulso vital y se mezcla con dificultades de concentración y motivación. Genera una disminución de energía que elimina toda envidia y disminuye el placer que se siente al hacer las cosas, porque la secreción de serotonina y dopamina disminuye.

El sueño también puede verse perturbado. La tristeza puede manifestarse por insomnio, lo que aumenta la fatiga, o por el contrario, el sueño excesivo; la persona se refugia en el sueño sin necesariamente sentirse descansada. Esta emoción tiene repercusiones en nuestro cuerpo y, en particular, en nuestro apetito. O la tristeza corta el apetito y conduce a una pérdida de peso significativa, o aumenta el deseo de 'comer sus emociones'.

Si esta fase de tristeza tiende a perdurar, pueden aparecer otras repercusiones. El reloj biológico está desregulado, por lo que podemos tener una disminución de la temperatura corporal y así ser más sensible al frío. También hay un aumento del cortisol, la hormona del estrés: a la tristeza se suma la ansiedad. Finalmente, debilita el sistema inmunológico, lo que hace que los individuos tristes sean más frágiles a los virus.

Fuente: Tribuna