Atlixco, Puebla. - La reciente partida de la activista Elena Larrea, fundadora del santuario para caballos Cuacolandia, ha generado un profundo impacto en la comunidad, especialmente entre aquellos que comparten su pasión por la defensa de los derechos de los animales. Larrea, quien dedicó su vida a rescatar y proporcionar una mejor calidad de vida a los animales maltratados, ha dejado un legado imborrable que ha inspirado a muchos a exigir un cambio significativo en la legislación para proteger a los seres indefensos.
El fallecimiento de Larrea ha avivado el llamado por una ley a nivel nacional que prohíba el maltrato animal, en particular la zo*filia. En las redes sociales, diversas asociaciones han expresado su apoyo a esta causa, instando a que el legado de Larrea perdure y que su lucha se traduzca en una legislación efectiva que castigue severamente a los abusadores y violadores de animales.
En este contexto, los Abogados Animalistas de Puebla han exigido la pronta promulgación de la 'Ley Elena', así llamada en honor a la activista fallecida. Esta ley, aprobada por el Congreso de Puebla hace un mes, busca tipificar la zo*filia como un delito en el estado, en línea con el compromiso de Larrea de proteger a los animales de cualquier forma de maltrato.
La 'Ley Elena' representa un paso significativo en la protección de los derechos de los animales, reflejando el incansable trabajo y la dedicación de Larrea y de aquellos que han seguido su ejemplo. Con esta iniciativa, se busca garantizar que los animales reciban el respeto y la protección que merecen, y que aquellos que los maltraten enfrenten las consecuencias de sus acciones.
Es importante recordar que Larrea fue una figura clave en la promoción de esta ley, y su fallecimiento ha reforzado el sentido de urgencia para su promulgación y aplicación efectiva. Su legado perdurará en la lucha continua por la justicia y el bienestar de los animales, y su nombre quedará grabado en la historia de la defensa de los derechos de los seres más vulnerables de nuestra sociedad.
Fuente: Tribuna