Toronto, Canadá. – En el corazón del Ballet Nacional de Canadá, el documental El Canto del Cisne ofrece una mirada íntima a los desafíos y triunfos de Karen Kain, quien enfrenta el reto de dirigir una nueva versión de El Lago de los Cisnes en su último año como directora artística. Dirigido por Chelsea McMullan, el filme se estrenó el pasado 26 de julio, en cines selectos y bajo demanda.
Para entrar más en contexto, Karen Kain, exbailarina estrella del Ballet Nacional de Canadá, se entrenó en la compañía y debutó como la Reina de los Cisnes en 1971. A lo largo de su carrera, Kain recibió reconocimiento internacional y su figura fue inmortalizada en un retrato por Andy Warhol. Ahora, Kain, quien se formó bajo la tutela del legendario Rudolf Nureyev, se enfrenta a la tarea de modernizar este icónico ballet de Tchaikovsky en su despedida de la compañía.
El documental de McMullan se abre con el desafío impuesto por la pandemia de COVID-19, que obligó a pausar la producción de El Lago de los Cisnes tres meses antes de la noche de estreno original en 2020. Este contratiempo llevó a Kain a retrasar su retiro, con el documental mostrando el proceso de reinicio dos años después, ocho semanas antes del nuevo debut.
El Canto del Cisne captura la presión sobre la compañía y sus integrantes, desde Kain hasta los bailarines, mientras preparan una versión contemporánea del clásico ballet. La película explora el complejo mundo del Ballet Nacional Canadiense, donde la resistencia física y emocional de los bailarines se muestra en todo su esplendor. Entre los destacados, se encuentran Jurgita Dronina, una bailarina ruso-lituana, y Shaelynn Estrada, una bailarina del cuerpo de Texas, cuyas luchas con la salud mental contrastan con sus ambiciones de alcanzar el estrellato en el ballet.
Hay que decir que la directora Chelsea McMullan presenta un panorama amplio y matizado de la vida en el ballet, tocando temas como el racismo, los trastornos alimenticios y la estructura de la compañía. Aunque esta producción aborda una variedad de temas, a veces puede parecer apresurado debido a la limitación de tiempo, por esto mismo, las críticas apuntan a que algunos temas, como la historia de Kain y la exclusión dentro del ballet, merecerían una exploración más profunda.
Una de las decisiones controvertidas de Kain fue eliminar las medias entre los bailarines del cuerpo, una medida que, según ella, haría que la pieza se sintiera más moderna. El coreógrafo Robert Binet desempeña un papel crucial en la realización de la visión de Kain, equilibrando la dirección artística con las habilidades de los bailarines y brindando apoyo emocional durante todo el proceso.
El acto final del documental es una celebración vibrante del ballet, capturando la energía de las noches de estreno con una estética dinámica. McMullan y sus directoras de fotografía, Tess Girard y Shady Hanna, logran transmitir el esfuerzo y la belleza del desempeño en el escenario, mientras los bailarines se preparan para la presentación.
En su búsqueda por ofrecer una versión conmovedora y contemporánea de El Lago de los Cisnes, Kain logra lo que deseaba: conmover al público. "Quiero que me conmuevan," había expresado Kain, y El Canto del Cisne demuestra que lo ha logrado, ofreciendo una emotiva despedida a su carrera y a la compañía que la vio crecer.
Fuente: Tribuna