Cleveland, Estados Unidos.- Stephen Vogt permaneció en el dugout de Cleveland después del último out de la temporada, dejando que el momento lo llenara de dolor y propósito.
Mientras los New York Yankees se abrazaban en el campo después de su victoria en el Juego 5 que aseguró su primer banderín de la Liga Americana desde 2009 el sábado por la noche, Vogt, quien en su primera temporada como manager de Grandes Ligas llevó a los Guardians más lejos en la postemporada de lo que nadie creía posible, observó.
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Se hizo una promesa.
“Lo quiero el próximo año y nunca va a dejar de impulsarme”, dijo Vogt.
Con la derrota de la Serie de Campeonato de la Liga Americana aún doliendo tres días después, Vogt y los principales ejecutivos de la oficina de Cleveland se reunieron con los medios de comunicación el martes, para repasar la notable racha del club en 2024 y discutir sus planes para intentar hacerlo de nuevo.
Se suponía que iba a ser un año de reconstrucción. Era mucho más.
Contra pronósticos
Pronosticados para .500 con uno de los rosters más jóvenes del beisbol, los Guardians se apoderaron del primer lugar en abril y despegaron.
Ganaron 92 juegos para capturar la División Central de la Liga Americana, de repente la división más competitiva de la MLB. Luego, los Guardians se recuperaron de un déficit de 2-1 en la Serie Divisional para superar a Detroit antes de presionar a los Yankees repletos de estrellas tanto como pudieron, ganando un Juego 3 mágico en casa con un jonrón, antes de quedarse a tres victorias de la Serie Mundial.
Si bien la decepción es real, también lo es el hecho de que Guardians creció.
“Sabemos que tenemos áreas que mejorar, y aprendimos mucho sobre nuestros jugadores”, dijo Vogt. “Aprendimos mucho sobre nuestro personal. Aprendí mucho sobre cómo hacer este trabajo y navegar a través de la primera temporada de la manera en que lo hicimos. Marcamos todas las casillas que se podían aparte de ganar el último partido del año y ese es el objetivo”.
Barco a la deriva
A estas alturas hace un año, el club se dirigía a una incógnita aterradora. Terry Francona, el mánager con más victorias en la historia del club y cierto miembro del Salón de la Fama, había renunciado después de 11 temporadas, dejando un vacío enorme.
Entró Vogt, y lo llenó con creces.
El receptor fue contratado por los Guardians a pesar de no haber dirigido nunca un juego, en ningún nivel. Llegó con una reputación de ser estudioso, trabajador y un gran compañero de equipo conocido por sus hilarantes imitaciones cómicas.
Dio en el clavo con ser mánager.
“Teníamos expectativas muy altas”, dijo Chris Antonetti, presidente de operaciones de beisbol del club. “Stephen voló todo eso fuera del agua. Lo que ha sido capaz de aportar como alguien que es nuevo en el trabajo, es una maravilla para mí. No se puede esperar que alguien que ha hecho lo que ha hecho en el primer año en cualquier posición sea tan exitoso como lo ha sido”.
Antonetti señaló cómo desde el momento en que llegó, Vogt se conectó con sus jugadores personal y profesionalmente. Les dio apoyo, espacio y fue capaz de sacarles más de lo que podrían haber pensado que era posible.
Pecho a la balas
Después de la dura derrota en el Juego 5 en entradas extras, Antonetti dijo que había un desfile de jugadores afuera de la oficina de Vogt esperando para darle un abrazo y agradecerlo.
“Fue muy impactante verlo”, dijo Antonetti.
Vogt no era perfecto. Cometió su parte de errores, y podría decirse que uno importante en el último juego de Cleveland cuando eligió que Tanner Bibee lanzara a Giancarlo Stanton en la sexta entrada con una ventaja de 2-0 con una base abierta, y el toletero de los Yankees conectó un jonrón de dos carreras que empató el juego.
Vogt dijo que se va sin ningún remordimiento.
“Cuando funciona, funciona”, dijo. “Y cuando no es así, te equivocas. Así es como funciona este trabajo. Aprendí eso este año, así que no volvería atrás y cambiaría nada”.
Tal vez, excepto por la forma en que terminó.
Fuente: Tribuna