Ciudad de México.- Un reciente informe global ha lanzado una alarmante proyección para el año 2030: Cerca de 500 millones de adolescentes en el mundo vivirán con obesidad o sobrepeso. Esta cifra refleja una tendencia creciente que amenaza con convertirse en una de las crisis de salud pública más importantes del siglo XXI.
El sobrepeso es la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo, una condición que cuándo se agrava, se convierte en obesidad. Esta enfermedad crónica lleva a un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer, entre otros problemas de salud. Cabe recordar que para analizar el sobrepeso es el índice de masa corporal (IMC), es el peso de una persona en kilogramos dividido por el cuadrado de la estatura en metros.
¿Por qué está afectando la obesidad a los adolescentes?
Según el informe, múltiples factores están impulsando al aumento de la obesidad juvenil:
- Dieta poco saludable.
- Sedentarismo, con cada vez más horas frente a pantallas y menos actividad física.
- Entornos obesogénicos, donde es más fácil acceder a comida chatarra que a alimentos nutritivos.
- Factores socioeconómicos, que limitan el acceso a opciones saludables.
Este entorno obesogénico, como lo denomina la OMS, está caracterizado por la alta disponibilidad de alimentos procesados, altos en azúcar y grasas, así como la falta de actividad física. El sobrepeso en la infancia y adolescencia tiene consecuencias inmediatas y duraderas. También tiene un impacto en la salud mental, el rendimiento escolar y la calidad de vida, a esto se le suma la discriminación.
La industria alimentaria también puede cumplir un rol clave para reducir estas enfermedades; de acuerdo a la ONU, si reduce los niveles de azúcar, grasa y aditivos en productos procesados, y garantiza que las opciones saludables sean accesibles. Con casi 500 millones de adolescentes en riesgo de vivir con sobrepeso u obesidad en apenas cinco años, sin voluntad política y recursos, millones crecerán con mala salud y sin oportunidades de desarrollo.
¿Qué se puede hacer?
- Fomentar hábitos alimenticios saludables desde la infancia.
- Implementar políticas públicas que regulen la publicidad de alimentos no saludables a menores.
- Mejorar la educación nutricional en escuelas y comunidades.
- Promover entornos que faciliten la actividad física y el acceso a alimentos frescos y nutritivos.
El informe hace un llamado urgente a gobiernos, instituciones educativas y familias para actuar de inmediato. La prevención de la obesidad adolescente no sólo es una cuestión de salud, sino también de equidad, ya que las poblaciones vulnerables suelen ser las más afectadas.
Fuente: Tribuna
