Ciudad de México. - Este 24 de junio se celebra, según la tradición católica, el Día de San Juan en conmemoración del natalicio de Juan Bautista, hijo de Zacarías e Isabel, quien nació tras una anunciación del ángel Gabriel, quien predijo que este niño allanaría el camino del Mesías. Este santo, que vivió una vida de devoción y predicación, es conocido por bautizar a Jesús en el río Jordán, identificándolo como el 'Cordero de Dios'.
San Juan Bautista es reconocido principalmente por haber bautizado a Jesús, marcando el inicio de su vida pública, su mensaje directo y su crítica a los abusos del poder lo llevaron a enfrentarse con el rey Herodes Antipas, quien finalmente lo mandó encarcelar y decapitar a petición de Salomé.
A pesar de su trágico final, Juan es venerado como un mártir y precursor de Cristo, y su vida dejó una profunda huella en la tradición cristiana, siendo recordado como símbolo de humildad, valentía y fe. La mezcla entre lo espiritual y lo popular ha hecho de esta celebración una de las más coloridas y significativas en varias culturas.
La festividad de su nacimiento ha sido influenciada por tradiciones paganas que datan de mucho antes de su vida; según información de National Geographic, antes de la llegada del cristianismo, el solsticio de verano era un momento clave para muchas culturas antiguas, era la noche más corta del año y, por lo tanto, se encendían hogueras para dar fuerza al sol hacia los días más cortos del año.
Esta tradición se fusionó con la celebración del nacimiento de San Juan Bautista, resultando en una festividad llena de fuego y rituales, de ahí que las hogueras que arden en la noche del 23 al 24 de junio no solo celebran al santo, sino que también cumplen con el propósito ancestral de purificar y atraer la buena suerte.
En varias culturas, la gente salta sobre las llamas, quema deseos escritos en papeles y se baña en el mar a medianoche, todo con la intención de renovar energías y dejar atrás lo negativo, una de las creencias más curiosas en torno a la Noche de San Juan es que siempre llueve ese día.
Esta creencia está relacionada con las festividades prehispánicas en México donde se rendía culto a Tláloc el dios de la lluvia, entre junio y septiembre, coincidiendo con el Día de San Juan, por esto en el centro del país las personas afirman que inicia la temporada de lluvia el 24 de junio.
En otros países de Sudamérica o España la noche de San Juan se convierte en un evento social que reúne a familias y amigos alrededor del fuego mientras lanzan fuegos artificiales al tiempo que celebran con música y baile, en otras regiones la gente se corta el pelo para fortalecerlo, ponen un huevo en agua para conocer el futuro y riega las plantas con agua bendita para incrementar sus cualidades.
El origen de la noche de San Juan se ha fusionado con tradiciones paganas y cristianas, aunque su origen está en el culto al sol y la fertilidad, las hogueras, los rituales con agua y la creencia de que siempre llueve ese día añaden un misticismo especial a esta noche, haciendo de ella una de las festividades más esperadas del año.
El Día de San Juan tiene una fuerte conexión con la lluvia y la agricultura, esta fecha marca el inicio simbólico de la temporada de lluvias y el cultivo de la tierra por lo que es considerado como el santo protector del campo y el agua, en contextos rurales y tradicionales se le reza para que bendiga las cosechas y asegure buenas lluvias para una temporada fértil.
En algunas comunidades, se cree que, si llueve el 24 de junio, es señal de abundancia y buena siembra, asimismo, realizan rituales y danzas en honor al agua y a la tierra, como parte de una mezcla de creencias religiosas y costumbres ancestrales, por ello se considera como un símbolo de esperanza de renovación.
Desde el punto de vista científico no existen evidencias que respalden la idea que el 24 de junio sea el día mas lluvioso del año, las lluvias durante esta época responden a fenómenos climáticos como el monzón mexicano que se activa entre mayo y junio debido a la existencia de humedad del Golfo de México y el Océano Pacífico por las temperaturas del aire, pero varían las condiciones meteorológicas de acuerdo a la región y condiciones geográficas del lugar para que se de las posibilidades de precipitaciones pluviales durante este día.
La tradición también cuenta que un sacerdote del siglo XVII viajó a Chihuahua a una región azotada por la sequia y rezó por la lluvia que cayó después en una tormenta torrencial el 24 de junio, Francisco Vásquez de Coronado declaró el 24 de junio como un día de lluvias en el desierto después de orar por ella y recibir respuesta.
Aunque estos relatos forman parte del imaginario colectivo, la creencia de que “siempre llueve el Día de San Juan” es más una expresión cultural y espiritual que una regla meteorológica.
Fuente: Tribuna
