OPINION

Celebrar el fuego

Leviatán

Columna de opinión de César TovarCréditos: TRIBUNA
Escrito en OPINIÓN el

Marzo fue un mes terrible, de los más sangrientos en la historia para Cajeme y Sonora; la reacción de la autoridad, carente de ideas, fue apurar el paso hacia la militarización con el arribo de refuerzos y armas provenientes de las fuerzas federales. La fórmula, vieja confiable, es la misma desde hace años, de aquellos tiempos en que los innombrables conservadores gobernaban: presumir armamento pesado, soldados ultra equipados y desplegar batallones durante unos días en las calles, básicamente para hacer creer que habrá respuesta contundente al poder del crimen organizado.

Se llama entonces desde el gobierno a celebrar el fuego, la presencia de armas de alto poder en manos de soldados anónimos, de autos de guerra que valen millones en barrios en donde se carece de todo. Poco importa si los índices de violencia no bajan, si, como ocurrió en estos días, secuestran mujeres con todo y sus hijos, a plena luz del sol, sin que alguno de estos refuerzos aparezca y sea efectivo; el interés es la imagen, que se perciba que algo sea hace, que ya habrá tiempo de justificar la falta de resultados.  

El intento de obligar a la población a aceptar y normalizar que militares se adueñen de los espacios y las instituciones civiles es, cuando menos, deleznable. Porque de lo que realmente importa: políticas públicas de prevención, recuperación del espacio público, presencia efectiva de la autoridad en las zonas de conflicto y, sobre todo, de convencer a la gente de coadyuvar en los esfuerzos mediante medidas no coercitivas, sencillamente no se habla.

¿Para qué hacerlo? Se pregunta la autoridad, si ello implica preparación, capacidad y resultados que no están dispuestos a dar, pues obtenerlos exige un compromiso que eluden. No hay incentivos para mejorar la seguridad a través de un plan que no sea solicitar más y más militares; y entonces el salvoconducto es apelar a que la parafernalia militar maquille, al menos por lapsos, la realidad: que el crimen manda. Mientras, para eso existen las mesas de seguridad, las ruedas de prensa y la comunicación oficial, tierra de eufemismos y de negar la realidad, como si los políticos que hacen uso de ellas tuvieran algo de credibilidad.

@cmtovar