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Doña Rosa, un ejemplo de lucha en Guaymas; vende empanadas para ganarse el sustento

Doña Rosa de 70 años de edad, tiene 20 años dedicándose a la venta de empanadas, tamales y donas en el zona centro, de Guaymas

Doña Rosa no se rinde y sigue trabajando pese a las adversidades Créditos: María Zárate
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A pesar de que su vida no ha sido fácil y tuvo que salir adelante en soledad, Rosa Días, se mantiene optimista, a diario sale y se enfrenta a un nuevo día con la firme intención de vender sus productos para ganarse el sustento.

La mujer de 70 años, tiene 20 años dedicándose a la venta de empanadas, tamales y donas en el zona centro, así como en áreas aledañas y desde hace 8, se instala a las afueras del Hospital General sobre la calle 10.

  • Dura etapa

La vendedora narró que solo cuenta con un apellido porque antes 'así se usaba', lo que le ha complicado realizar algunos trámites, que además le resultan muy costosos pues a diario, gana entre 100 y 130 pesos con la venta de sus empanadas, donas y tamales los fines de semana, actividades que conjuga con la limpieza de casas y 'sobadas'.

La vecina del cerrito de la Yucatán señaló que su jornada inicia en punto de las 7:00 horas y para las 13:11 ya se encuentra rumbo a la casita que compartiera con su difunta madre

Mis sobrinas hacen las empanaditas y las donas por las tardes donde voy y las recojo, así nos ayudamos las tres", dijo.

Con el apoyo de su carretita y una sombrilla, la mujer emprende su labor de venta, por varios puntos del Centro, para en la mañana estar puntual a las afueras del hospital.

No obstante y pese a sus esfuerzos, se le dificulta caminar, pero no se rinde: "Tengo dos dedos de mis pies quebrados y como los traigo hinchados, me lastiman".

Mientras se dedicaba a atender a un cliente, Rosy como es llamada de cariño, contó "a veces se me venden y cuando no, se las regalo a los niños".

Añadió, que tiene un amigo, un canino de avanzada edad, pero muy atento y  'caballeroso': "Todas las tardes por el lado del panteón, me sale al paso un perrito bien hermoso y educado, me da la patita para pedirme una dona, y después me encamina a mi casa".

No obstante y pese a su nobleza, Días tuvo que lidiar con el maltrato por parte de su marido con el que vivió casi 47 años. 

Se adentró en el vicio y en una ocasión que intentó pegarme, lo deje y le dije que me necesitaba más mi mamá que él, y me fui con ella".

Desde ese entonces y hasta hace dos años, la veterana se dedicó en cuerpo y alma a su madre, que aunque en casa las carencias eran grandes, les sobraba amor”.

Y es que, luego de su separación, la casa donde vivía con su expareja, fue incendiada y tuvo que regresar con su mamá. 
Con lágrimas en los ojos,  refirió  "ni modo, todo se acaba en esta vida, más la madre que se necesita mucho".                                

Durante las noches, su ausencia la reciente más, pues nunca concibió hijos y sus sobrinos viven lejos. Aún con el dolor latente, Doña Rosa asegura que ha conocido a gente buena, que le ha "echado la mano" y eso la motiva a seguir y tratar de ser feliz en lo que le resta de vida.

Fuente: Staff