Ciudad del Vaticano.- Después de confirmarse el fallecimiento del Papa Francisco el pasado lunes 21 de abril, la sociedad se ha visto impulsada a recordar el cine religioso que habla sobre la situación que se vive dentro de la iglesia, puesto que el sumo pontífice procedente de Argentina se presentaba como un amante del cine; mayormente, el santo padre compartió su gusto por películas con temas sobre la compasión, justicia social y la dignidad humana.
Además de tener el gusto por el cine, el Papa argentino fue una figura que inspiró a otros a crear películas basadas en su persona, un ejemplo es El papa Francisco: un hombre de palabra del 2018, producida, coescrita y dirigida por Wim Wenders que muestra la vida de Papa número 266 y el octavo soberano de la Ciudad del Vaticano; otras películas que se inspiran en su persona son Los dos papas del 2019, donde se habla de la relación que el Papa Benedicto XVI tenía con su sucesor.
En el transcurso de su pontificado, el Papa Francisco fue reconocido como una inspiración para una gran parte de las personas, era sin duda una figura a la que se le prestaba una gran atención, no solo como la mayor figura de la iglesia, sino por su personalidad ya que era un fiel creyente de que todas las personas merecen respeto; no es de extrañar que su gusto por el cine se viera reflejado en ese sentir, con películas que reflejan su humanidad.
Recomendaciones del Papa Francisco
La primera película que el Papa Francisco mencionaba era Roma, ciudad abierta (1945), cinta italiana dirigida por Roberto Rossellini; ambientada en una Roma de los años 1943 y 1944, durante la ocupación nazi, la misma es un filme inspirado en otra figura de la iglesia, se cuenta la historia del sacerdote y partisano Giuseppe Morosini, quien fue torturado y fusilado en 1944 por los nazis por ser de ayuda en la Resistencia: "La película es un acto de resistencia, hecha contra todo pronóstico”, expresó el Papa argentino en una entrevista en 2013.
Otra de las favoritas del pontifice era La Strada (1954), dirigida por Federico Fellini, fue galardonada con un Oscar en 1956 como mejor película extranjera. La cinta danesa narra la historia de Gelsomina, quien es una joven soñadora que fue vendida por su madre a un artista ambulante quien la hace parte de su espectáculo callejero. Aún cuando ella es maltratada por este hombre, mantiene su lealtad y se niega a abandonarlo; a lo largo del relato va cambiando para plantear cuestionamientos sobre las relaciones humanas, los conflictos, el dolor y la búsqueda de la redención.
La tercera y su favorita entre todas, El festín de Babette (1987), una película danesa de 1987 escrita y dirigida por Gabriel Axel; en el año 2010 durante una entrevista, antes de ser pontífice, Francisco elogió este filme en la que dos hermanas protestantes dan asilo a una refugiada francesa después de la guerra franco-prusiana. La protagonista Babette comienza a trabajar como sirvienta sin paga y sin beneficios a cambio de que pueda hacer una nueva vida en su comunidad, donde al paso del tiempo se acostumbra, tanto así que 20 años después gana la lotería pero mostrando su humildad no vuelve a Francia, si no que como gesto de buena voluntad, realiza una cena en honor al jefe de la comunidad.
Fuente: Tribuna
