Berlín, Alemania.- El origen de la vida es un tema que ha intrigado a la comunidad científica desde hace varios años, motivo por el que han creado diversas hipótesis basadas en este misterio, así como también han buscado comprender de dónde viene el ser humano. No fue sino hasta el año 1859, cuando el naturalista Charles Darwin creó la teoría de la evolución, en la que abordaba la posibilidad de que las personas descendiesen del mono.
Ahora se sabe que incluso los primates provienen de los microorganismos, quienes con el pasar de los milenios dieron paso a las miles de especies que hoy en día existen. Por ello, no es una sorpresa considerar que el humano tiene parentesco con otros animales, mismos que podrían resultar inesperados, tal es el caso del pulpo, así como lo lees. Según un nuevo estudio del Centro Max Delbruck de Berlín, Alemania, el cerebro de los humanos y de los octopoda es bastante parecido.
Por otro lado, estudios anteriores descubrieron que los pulpos son capaces de utilizar herramientas, como por ejemplo, suelen utilizar cáscaras de coco como refugios, también apilan rocas para crear una barrera protectora en sus guaridas e incluso se han reportado casos de pulpos que utilizan tentáculos de medusas para poder defenderse de otros animales. Otos científicos han ido más allá y se las han arreglado para enseñarle a estos animales a resolver acertijos y abrir frascos de tapa rosca. Como dato extra, se cree que estos curiosos seres también juegan entre sí, ya que, hace poco filmaron a algunos lanzándose rocas y conchas.
Pero... ¿cuál es la evidencia que demuestra que los pulpos y los humanos descienden del mismo ser? De acuerdo con información de Delbruck, las personas como los octopoda poseen una variedad reguladora de genes llamada microARN en su tejido neural, misma que es comparable con el de las personas. Este gen juega un papel importante en el desarrollo de cerebros complejos: "Esto es lo que nos conecta con los pulpos", declaró el profesor Nikolaus Rajesky, para SWS.
De acuerdo con la investigación de Delbruck, los humanos y los pulpos podrían compartir estas características debido a que ambos descienden de una criatura primitiva parecida a un gusano, que vivió hace 518 millones de años, lo que de alguna manera podría explicar el por qué, criaturas que no comparten ni siquiera el mismo ecosistema podrían estar enlazadas biológicamente hablando.
Fuentes: Tribuna