Ciudad de México.- A Simone Biles y al resto del equipo olímpico femenino de gimnasia de Estados Unidos no hace falta que les recuerden lo que ocurrió en Tokio hace tres años, sobre todo porque casi todas lo vivieron.
Biles, la actual campeona olímpica general Sunisa Lee, la medallista de plata olímpica de 2020, Jordan Chiles y la campeona de ejercicios de suelo de 2020 Jade Carey estuvieron todas allí dentro de un Centro de Gimnasia Ariake casi vacío y extrañamente silencioso, durante dos semanas memorables que alteraron el curso de cada una de sus carreras y de maneras grandes y pequeñas las llevaron de regreso a los Juegos.
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Ahora son mayores (Biles tiene 27 años, Carey 24, Chiles 23 y Lee 21) y están ansiosos por lo que ellos llaman una oportunidad de redención.
“Probablemente todo el mundo mira al equipo y piensa: ‘Está bien, fueron a Tokio y esto, esto y esto pasó. ¿Y qué van a hacer aquí en París?’”, dijo Biles. “Pero en lo que a nosotras respecta, sé que somos más fuertes de lo que mostramos en Tokio”.
Biles llegó a Japón como la cara de los Juegos. Se fue sin las medallas de oro que la mayoría esperaba y en cambio en el centro de la conversación sobre la intersección entre la salud mental y el deporte.
Lee se convirtió en una campeona algo inesperada después de que Biles se retirara de varias finales, una victoria que le costó creer que se había ganado por derecho propio.
Carey llevó una medalla de oro en su equipaje de mano al volver a casa, pero admite que se sintió rara compitiendo como individuo después de seguir un camino inusual hasta los Juegos.
Chiles apreció la plata por equipos que las estadounidenses obtuvieron mientras Biles observaba desde la banda, pero admitió que no estuvo en su mejor momento durante la competencia.
Todos están de regreso, junto con la recién llegada Hezly Rivera, de tan solo 16 años, con la esperanza de crear un final diferente esta vez.
"Creo que realmente queremos un oro por equipos", dijo Lee, quien superó múltiples problemas de salud relacionados con los riñones para terminar segundo detrás de Biles en las pruebas olímpicas de Estados Unidos.
Las mujeres estadounidenses son las favoritas para ganar, ya que el actual campeón, Rusia, no podrá participar como parte de las consecuencias de la guerra con Ucrania. Puede que no sea tan fácil como Biles y compañía lo han hecho parecer al ganar todas las competiciones internacionales importantes (salvo, muy notablemente, una) desde el campeonato mundial de 2011.
Brasil y la potencia Rebeca Andrade han logrado avances enormes en la última década. Francia, China y Gran Bretaña tienen posibilidades legítimas de subir al podio.
Aun así, Biles sabe que una parte de quienes sintonizan el programa estarán esperando a ver si se repite lo que sucedió en Tokio. Está tomando medidas para asegurarse de estar en un mejor lugar esta vez, incluida la terapia, aunque enfatizó que la única razón por la que regresó es porque siente que se lo debe a sí misma.
“Nadie me obliga a hacerlo”, dijo Biles. “Me despierto todos los días y elijo entrenar en el gimnasio y salir aquí y rendir para mí, solo para recordarme que todavía puedo hacerlo”.
Todo lo que ha hecho desde que regresó el verano pasado después de un descanso de dos años fue ganar su sexto campeonato mundial de concurso completo y continuar llevando su deporte a lugares a los que nadie más se atreve a llegar.
Biles, que se casó en 2023 con el safety de los Chicago Bears, Jonathan Owens, ha dejado de lado si esta será su última vez compitiendo bajo los aros olímpicos. Eso es demasiado lejano. Ella y el resto del equipo estadounidense quieren "honrar" a la villa que los llevó de regreso al protagonismo único que solo brindan los Juegos.
“Siento que incluso yo misma pienso: ‘Dios mío, todavía lo estoy haciendo. Todavía soy capaz’”, dijo. “Así que, ¡vamos!”.
Fuente: Tribuna