Cardiff, Gales.- A poco más de una semana del lamentable fallecimiento de la Reina Isabel II, el ojo público se ha puesto sobre su hijo mayor, el ahora conocido como Carlos III, quien dio de qué hablar después de su presentación en Gales, donde estrechó las manos de cientos de personas, quienes acudieron a darle sus condolencias por el recién fallecimiento de su madre, quien reinó durante más de 70 años, hecho que le valió el mérito de ser la monarca más longeva de Reino Unido.
De acuerdo con algunos informes, todo ocurrió frente a la Catedral de Llandaff, donde el exesposo de la Princesa Diana acudió a estrechar las manos del pueblo doliente de Gales; sin embargo, un hecho que llamó poderosamente la atención de los presentes fue el estado de las manos del nuevo monarca, las cuales describen como "inflamadas" y en un color "rojo a carne viva", lo que preocupó a más de uno, ya que, en redes sociales comenzaron a especular que la salud del nuevo soberano no se encontraba del todo bien.
Han aparecido algunas fotos de las manos muy, MUY hinchadas y rojas del ahora Rey Carlos ¿este hombre está bien? William podría necesitar comenzar a prepararse, porque su padre no durará mucho en el trono", señaló un internauta
Por otro lado, los paralelismos entre la Reina Isabel II y su hijo comenzaron a surgir, ya que, dos días previos a su fallecimiento, la monarca fue captada con manchas negras en las manos, mismas que denotaban que, probablemente, había sido inyectada con sueros de manera constante, por otro lado, Carlos II mantiene muestra esta misma parte de su cuerpo, la cual no aparenta estar en buen estado.
Cabe señalar que la inflamación en las manos del nuevo Rey no son un problema nuevo, de hecho, él ha llegado a comentar que en su familia mencionan que tiene "manos de salchicha" por la constante inflamación de sus extremidades. Por otro lado, el doctor Gareth Nye del Daily Star declaró que este los dedos hinchados del monarca no representan un "problema de salud grave", incluso declaró que esto podría ser una señal de la edad.
Fuentes: Tribuna