Cajeme, Sonora.- La inflación ha pegado a todos los bolsillos y mantiene la presión sobre una economía que no alcanza a encontrar salidas o formas de abatirla, pero hay quienes han salido más lastimados por el alza de precios: los pobres.
El crecimiento económico postpandemia, la invasión rusa a Ucrania y las dudas de los inversionistas, han detonado alzas en los productos de consumo básicos, siendo los países de ingresos bajos y los de economías incipiente (como México) los más afectados.
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De acuerdo con el Banco Mundial, “los hogares de bajos y medianos ingresos tienden a ser más vulnerables a una inflación elevada que los hogares más ricos”, por lo que, en el caso de nuestro país, la situación es alarmante, pues se considera que el 43.9% de la población vive en uno de los estratos pobres.
Se trata, según los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) de 55.7 millones de personas pobres, que hoy sufren los embates de una inflación voraz.
Mayor crisis
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) explica que mientras que la inflación oficial al cierre de junio fue de 7.99%, para el caso de las personas en pobreza llegó prácticamente al 10%, una diferencia de dos dígitos.
Esto se debe a que los hogares con menores ingresos “distribuyen sus gastos de manera distinta a como lo hace los que más tienen”, explica el análisis del IMCO, que luego precisa que mientras el decil con más recursos sólo destina el 28% de sus ingresos en alimentos y bebidas, los más pobres erogan casi el doble, es decir, más de la mitad delo que perciben.
Aquí es donde se explica bien cómo la inflación o el aumento de precios no nos afecta por igual, pues aquellos que se sitúan en los deciles altos de ingresos, no gastan en exceso para procurarse lo básico, algo que no ocurre con los pobres”, explica el economista Rodrigo González.
Por su parte, Brenda Flores, investigadora de México, ¿Cómo Vamos?, explicó que “casi cuatro de cada diez se encuentran en pobreza laboral, es decir, su ingreso laboral es insuficiente para comprar la canasta básica alimentaria para todos los miembros del hogar”.
De hecho, la Cepal ya advirtió que, por estas condiciones, la pobreza en el país crecerá 2.3% equivalente a 2.5 millones de personas.
El alimento, la clave
El problema principal para los ciudadanos en pobreza está en el alza continua de los precios de los insumos básicos para alimentarse, es decir, deben pagar cada vez más para poder comer, lo que deja ver la severidad de la crisis vigente.
Conforme al Índice de Precios al Consumidor, alimentos como los cereales, los lácteos, la carne y no pocas verduras y frutas han presentado aumentos significativos, lo que limita tanto su adquisición como su oferta.
De hecho, al cierre de mayo, según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), los alimentos en conjunto alcanzaron un 13.2% de aumento, muy por encima de crecimiento de los salarios.
Y empeoró en junio, donde se alcanzó un 14.43% de incremento al costo general de los insumos alimenticios. Si nos centramos en la canasta básica, se advierte que, de mayo de 2018 a la fecha, ésta pasó de 1,500 a 1,982 pesos en el área urbana, es decir, una subida de 482 pesos en dos años: 32.13%
Algo muy parecido se dio en el medio rural, pues la canasta fue de los 1,180 a los 1,523 pesos, equivalente al 29%.
Sonora resiste
La entidad, que sí ha sido afectada por la inflación, no se encuentra entre las que más, lo cual es una buena oportunidad para su economía, aunque también puede tratarse de un momento temporal y el riesgo aumente. Datos oficiales alertan que Oaxaca, con 10.2%, tiene la peor inflación en el año seguida por Campeche, Morelos, Zacatecas, Chiapas, Durango y Chihuahua, todas con un porcentaje superior al nueve.
Por su parte, Sonora suma 7.4% de inflación durante 2022, la sexta tasa menos elevada en un ambiente complicado.
Fuente: Tribuna