Birmingham, Inglaterra.- Antes de llegar a Inglaterra en calidad de refugiado, Victor Iringere vivió una pesadilla en su natal Nigeria, donde ser gay es un crimen y cada día su vida peligraba solo por ser él mismo.
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La historia de lucha de Victor estuvo marcada por violencia y discriminación. Sus últimos momentos en la tierra que lo vio nacer los recuerda pisando el acelerador huyendo de la Policía.
Y pensé, si voy a morir, no me iré sin dar pelea. No se los pondré fácil a ustedes", recordó.
Minutos antes de comenzar a huir, se había besado con su novio en su auto. Algo que podía costarle la vida en Nigeria. "Cuando dos hombres son sorprendidos juntos, una multitud los golpea y los quema vivo".
En un país tan conservador, la homosexualidad es vista como un crimen y, con una familia estrictamente religiosa que lo consideraba un pecado, no tenía otra alternativa que huir.
Durante su vida, atravesó por terapias de conversión, exorcismos y un encuentro con la muerte antes de que pudiera conseguir asilo en Reino Unido en 2017.
Cuatro años después de vivir experiencias que parecerían surrealistas en pleno siglo 21, Victor se encuentra felizmente casado con su esposo en la ciudad de Birmingham.
Fuente: Metro UK