Nuevo México, Estados Unidos.- El pasado miércoles 21 de julio, cuando la Policía de Roswell en Nuevo México detuvo al chofer de un Uber en una parada de tráfico, nunca se imaginaron que de manera fortuita acababan de detener a un homicida que se mantuvo prófugo durante 33 años.
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Fue el pasado miércoles cuando James Michael Coates se encontró por mala suerte con las autoridades, cuando la Policía detuvo al chofer de Uber que lo llevaba, y luego de un proceso que incluía una toma de muestra de ADN, se descubrió que había asesinado a un menor en 1988.
Sobre el caso se informó que fue a mediados de mayo de 1988, en Atlanta, cuando un pequeño de solo 8 años había desaparecido, sin embargo, dos días después su cuerpo fue encontrado en una zona boscosa muy cerca de su casa.
Tuvieron que pasar más de 30 años para que, con la tecnología con la que cuenta la Policía hoy en día, lograran identificar a su asesino, James Michael Coates, quien quedó detenido desde el pasado miércoles.
Fuente: RT