Dublin, Irlanda.- En una noche de caos y violencia en la capital irlandesa, Dublín, 34 personas fueron detenidas y decenas resultaron heridas durante disturbios desencadenados después de un brutal apuñalamiento que dejó a cinco personas, incluyendo tres niños, gravemente heridas. El ataque, perpetrado por un individuo no identificado, generó una reacción sin precedentes, marcando un sombrío episodio en la ciudad.
La tragedia se desató cuando un inmigrante fue acusado de apuñalar a tres niños y dos adultos. Aunque la policía no ha revelado la nacionalidad del agresor, las redes sociales rápidamente especularon sobre su origen extranjero, intensificando las tensiones en un contexto de crecientes protestas antiinmigrantes.
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La policía irlandesa informó sobre 34 detenciones relacionadas con los disturbios que siguieron al incidente. Durante la noche, las calles del centro de Dublín se convirtieron en escenario de enfrentamientos entre manifestantes antiinmigrantes y las fuerzas del orden. Tiendas fueron saqueadas, vehículos incendiados y barricadas erigidas en algunas áreas comerciales.
En una declaración, el comisario de policía Drew Harris describió las escenas como sin precedentes y anticipó un aumento en la presencia policial para mantener la seguridad en la ciudad. El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, condenó enérgicamente los disturbios, destacando que los involucrados avergonzaron a la nación y prometió medidas inmediatas para fortalecer la legislación contra el odio.
El ataque con cuchillo dejó a una niña de cinco años en estado crítico, mientras que otras cuatro personas, incluida una maestra de aproximadamente 30 años, sufrieron heridas graves. La rápida intervención de un repartidor de Deliveroo y otros miembros del público ayudó a controlar al agresor en los momentos iniciales del ataque.
El gobierno irlandés, condenando unánimemente el acto violento, anunció planes para revisar y fortalecer la seguridad en el país, especialmente en el contexto de las crecientes tensiones sociales. El primer ministro expresó la determinación del país para recuperar la seguridad y rechazar a aquellos que intentan infundir terror a través de la violencia.
El comisario Harris sugirió la presencia de elementos radicalizados entre los manifestantes, culpando a un grupo de agitadores de extrema derecha por iniciar la violencia. La respuesta de la población, en algunos casos utilizando consignas como Irish Lives Matter, subraya las divisiones y temores presentes en la sociedad irlandesa.
El incidente ha avivado el debate sobre la seguridad y la inmigración en Irlanda, un país que no tiene partidos de extrema derecha en el parlamento, pero que ha sido testigo de un aumento en pequeñas protestas antiinmigrantes en el último año.
La ciudad amaneció con calles dañadas, tiendas saqueadas y vehículos destrozados. Las autoridades trabajan para restaurar la normalidad, pero la preocupación persiste, ya que la posibilidad de nuevas protestas y disturbios sigue latente. La comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de eventos en Dublín, esperando que las medidas tomadas por el gobierno logren restaurar la paz en la ciudad y abordar las tensiones subyacentes.
Fuente: Tribuna