Ciudad del Vaticano.- En un paso histórico, el Vaticano, bajo la aprobación del Papa Francisco, anunció el lunes que los sacerdotes católicos pueden otorgar bendiciones a parejas del mismo sexo. Este fallo, que lleva por título en latín Fiducia Supplicans (Confianza Suplicante), marca un cambio significativo en la postura de la Iglesia, aunque insiste en no considerar estas uniones como matrimonios.
El documento de ocho páginas, titulado 'Sobre el significado pastoral de las bendiciones', establece claramente que estas bendiciones no formarán parte de los rituales o liturgias regulares de la Iglesia. La decisión implica que los sacerdotes deben evaluar cada caso individualmente y no deben interferir con la cercanía de la Iglesia a aquellos que buscan la ayuda de Dios a través de estas bendiciones.
Desde su elección en 2013, el Papa Francisco ha buscado hacer que la Iglesia, compuesta por mil 300 millones de miembros, sea más acogedora para las personas LGBT, aunque sin alterar la doctrina moral sobre la actividad homosexual. Este nuevo fallo representa un paso en esa dirección, reconociendo que la atracción hacia personas del mismo sexo no es un pecado, aunque la doctrina de la Iglesia aún considere pecaminosos los actos homosexuales.
El documento subraya que las bendiciones no deben confundirse con el sacramento del matrimonio entre personas del mismo sexo. Aunque se permite otorgar estas bendiciones, el Vaticano es claro en su posición de no utilizar una ceremonia ritual específica, evitando así la confusión con las bendiciones propias del sacramento matrimonial.
La Iglesia alienta estas bendiciones para aquellos que "ruegan que todo lo que es verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y en sus relaciones sea enriquecido, sanado y elevado por la presencia del Espíritu Santo". El documento enfatiza que este gesto busca fortalecer la confianza de las personas en Dios y debe ser alentado, no impedido.
El Vaticano también especifica las condiciones bajo las cuales estas bendiciones pueden otorgarse. No deben estar vinculadas a ceremonias matrimoniales civiles ni coincidir con ellas, y deben evitarse cualquier vestimenta, gesto o palabra propios de una boda. En cambio, estas bendiciones podrían otorgarse en contextos alternativos, como visitas a santuarios, encuentros con sacerdotes, oraciones en grupo o durante peregrinaciones.
Fuente: Tribuna