Nueva York, Estados Unidos.- Si bien, Hollywood y Disney nos acostumbró que en la vida pueden existir los finales felices, sobretodo cuando hay animalitos involucrados, la realidad es que las cosas pueden llegar a ser bastante distintas y, en ocasiones, las cosas pueden terminar muy mal para los protagonistas. Un ejemplo de ello es el que le ocurrió a la querida ardilla ‘Peanut’, quien terminó sacrificada por el Departamento de Conservación Ambiental de Nueva York.
Los hechos ocurrieron el pasado 30 de octubre, poco después de que las autoridades neoyorquinas recibieran una serie de quejas en las que denunciaban la presencia de una ardilla y un mapache, identificado como ‘Fred’, en el interior de la casa de un hombre (el cuidador de ambos animales) conocido como Mark Longo, en la localidad de Pine City, en Pensilvania. Los agentes se hicieron presentes en el domicilio y terminaron por llevarse a ambas criaturas.
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Según el comunicado emitido por el Departamento de Conservación Ambiental, a través de CBS News, el 30 de octubre se presentaron al mencionado domicilio para llevarse al mapache y a la ardilla, puesto al compartir residencia con humanos, podían ser un foco de rabia. Para empeorar las cosas, cuando el roedor fue tomado por los efectivos, ‘Peanut’ mordió a una persona, por lo que se le sacrificó sin miramientos.
Como era de esperarse, tanto Mark como su esposa, Daniela, hicieron lo posible para evitar que los animales fuesen enviados a sacrificar; pero no pudieron hacer nada al respecto: “Con profundo dolor compartimos la triste noticia: el 30 de octubre, el DEC tomó la devastadora decisión de sacrificar a nuestra querida ‘Peanut’ la ardilla y ‘Fred’ el mapache. A pesar de nuestro apasionado clamor por compasión, la agencia decidió ignorar nuestras súplicas, y nos dejó en un profundo dolor”, declaró el hombre.
Según reportes, Longo se encontraba tramitando un certificado en el que se clasificaba a ‘Peanut’ como un animal “educativo”, por lo que no se la habrían podido llevar; pero las autoridades llegaron cuando aún no contaban con el documento que constataba que la ardilla ya no era salvaje, puesto pasó los últimos 7 años de su vida conviviendo con Mark y su familia, quienes cuentan con un santuario conocido como P’Nuts Freedom Farm.
Fuentes: Tribuna