Dallas, Texas.- Una historia de superación terminó este miércoles con la muerte, el pasado 11 de marzo, de Paul Alexander, quien se hizo famoso a nivel mundial por vivir en un pulmón de acero, el cual utilizaba para respirar y se ganó el cariño de muchos con su actitud positiva a la vida; sin embargo, muchos se preguntan sobre la razón de su fallecimiento, el cual habría derivado de su avanzada edad y sus problemas respiratorios, por lo que la maquina a la que estaba conectado ya no sirvió de nada.
“Paul Alexander, ‘El hombre del pulmón de acero’, falleció ayer”, escribió Christopher Ulmer, organizador y activista por los derechos de los discapacitados, el defensor de los derechos humanos destacó los logros de Paul Alexander, quien tuvo un exitoso paso por la universidad hasta convertirse en escritor y abogado. “Paul fue un modelo increíble que seguirá siendo recordado”, señaló.
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La historia de Alexander es un ejemplo de superación, a los seis años contrajo poliomielitis y quedó paralizado del cuello para abajo de por vida. Se unió a la cifra de 58 mil niños infectados por la enfermedad en Estados Unidos durante 1952. Ahora, Paul Alexander, conocido como el hombre que vivió más de 70 años en un pulmón de acero, falleció a los 78 años. Su vida fue una inspiración para millones, demostrando una inquebrantable voluntad de superar las adversidades.
Paul Alexander nació en Dallas, Texas en 1946, enfrentó uno de los desafíos más grandes de su vida a la temprana edad de seis años cuando contrajo poliomielitis durante uno de los peores brotes en Estados Unidos. La enfermedad lo dejó paralizado del cuello para abajo, incapaz de respirar sin asistencia mecánica. Desde su diagnóstico, dependió de un pulmón de acero, una máquina que le permitía respirar.
A pesar de la aparición de nuevas tecnologías para este tipo de tratamientos, él continuó utilizando este dispositivo a lo largo de su vida. Se convirtió en una de las últimas personas en el mundo en depender de un pulmón de acero. Su vida fue un ejemplo de superación, ya que no permitió que su condición definiera su vida. Se graduó de la secundaria y más tarde obtuvo una licenciatura en Derecho de la Universidad de Texas en Austin.
Además, se convirtió en un abogado practicante y autor publicado, escribiendo su libro "Three Minutes for a Dog: My Life in an Iron Lung" con un bolígrafo sujeto a un palo que sostenía con la boca o dictándolas a un amigo. A pesar de las limitaciones físicas, logró mucho como escritor y abogado, y siempre mantuvo una actitud positiva y una sonrisa. Su legado continúa inspirando a aquellos que enfrentan desafíos, recordándoles que es posible superar las adversidades con coraje y perseverancia.
Fuente: Tribuna