Washington DC. - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este miércoles 22 de enero un decreto que frena el ingreso de inmigrantes a través de la frontera sur con México, argumentando la necesidad de reforzar la seguridad nacional y responder a lo que describió como una "invasión".
La Casa Blanca emitió un comunicado explicando que la Orden Ejecutiva, basada en la Ley de Inmigración y Nacionalidad y en la Constitución de los Estados Unidos, instruye al Departamento de Seguridad Nacional (DHS), al Departamento de Justicia y al Departamento de Estado a implementar medidas inmediatas para repeler, repatriar y expulsar a los inmigrantes que intenten cruzar la frontera sur.
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Hay que señalar que la orden incluye disposiciones para endurecer las leyes de inmigración, restringiendo significativamente la capacidad de los migrantes para solicitar asilo en Estados Unidos. Según el comunicado, estas acciones responden a demandas de algunos estados fronterizos, como Texas, que pidieron "protección contra invasiones".
La administración Trump criticó al gobierno de Joe Biden por no haber respondido a estas solicitudes, argumentando que la falta de acción permitió un incremento en los flujos migratorios y en la percepción de inseguridad en la región.
Además del decreto, Trump firmó una segunda orden ejecutiva para desplegar mil 500 militares adicionales en la frontera con México. Estos efectivos se suman a los dos mil 200 militares activos y los cuatro mil 500 reservistas de la Guardia Nacional de Texas que ya están en la zona.
Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, destacó la importancia de esta medida. “Esto es algo por lo que Trump hizo campaña. El pueblo estadounidense estaba esperando un momento como este, en el que el Departamento de Defensa tome en serio la seguridad nacional. Es una prioridad número uno para el pueblo estadounidense, y el presidente ya ha cumplido”, declaró Leavitt.
La decisión de Trump ha generado una fuerte respuesta de organizaciones defensoras de los derechos humanos y de líderes políticos, quienes la califican como una violación a los derechos de los migrantes y un retroceso en las políticas de asilo.
Por otro lado, gobernadores de estados fronterizos como Greg Abbott de Texas han celebrado las medidas como un paso necesario para proteger a sus comunidades de lo que consideran una crisis migratoria.
La implementación de estas políticas marca un endurecimiento en la postura migratoria de Estados Unidos, alineándose con las promesas de campaña de Trump y profundizando la división en torno al manejo de la frontera sur. La atención se centra ahora en cómo estas medidas afectarán la situación de los migrantes y las relaciones entre Estados Unidos y México.
Fuente: Tribuna