Salamanca, Guanajuato.- Pasadas las cinco de la tarde del domingo, residentes de la comunidad San José de Mendoza hicieron un descubrimiento macabro a un costado de la carretera: el cuerpo de una persona, envuelto en una manta, yacía abandonado. El alarmante hallazgo fue reportado al sistema de emergencias 911, quienes informaron a las autoridades locales.
Los lugareños, al inspeccionar más de cerca, observaron que entre las capas de la cobija se vislumbraban fragmentos del cuerpo humano, lo que generó una comprensible conmoción en la comunidad. De inmediato, las fuerzas policiales se movilizaron hacia el área rural al norte del municipio, donde confirmaron la presencia del cadáver desmembrado. Sin embargo, la escena era desoladora: la fauna local ya había comenzado a devorar los restos, dificultando la tarea de identificación.
Para preservar la escena del crimen y permitir una investigación adecuada, los agentes del orden acordonaron el área, a la espera del equipo forense de la Fiscalía del Estado. El traslado de los restos a las instalaciones pertinentes se llevó a cabo bajo mientras que la identidad de la víctima seguía siendo un misterio. Al parecer, el cuerpo sin vida fue lanzado desde un vehículo en movimiento. Hasta ahora, los rasgos distintivos de la víctima y las circunstancias precisas de su fallecimiento permanecen desconocidos. Los investigadores están trabajando incansablemente para identificar al fallecido y arrojar luz sobre los eventos que condujeron a esta tragedia.
Este no sería el primer evento de violencia de Salamanca. El pasado 22 de abril, en la colonia Constituyentes, al sur de Salamanca, resonaron varios disparos, perturbando la calma habitual de la zona. Los vecinos, alarmados por el sonido inusual, no dudaron en contactar de inmediato al Sistema de Emergencias para informar sobre la situación. Con rapidez, los agentes de la Policía Municipal se desplazaron hacia el lugar de los hechos apenas minutos después de la medianoche.
Al llegar a la calle Hilario Medina, los policías confirmaron la trágica escena: un hombre yacía gravemente herido por disparos de arma de fuego cerca del bordo del Río Lerma, en las proximidades del templo de la colonia. La vida de este individuo joven, cuya identidad aún permanece en el misterio, se había desvanecido antes de que los paramédicos de la Cruz Roja pudieran hacer algo por él.
Fuente: Tribuna Sonora