Hermosillo, Sonora.- El asesinato de un paisano en la carretera entre Altar y Santa Ana resume la situación del norte de Sonora, donde la disputa de los carteles por el territorio y los negocios ilegales que ahí ocurren, pone en vilo a miles de ciudadanos. La guerra intestina entre los grupos criminales se ejemplifica de varias maneras.
La primera es la crisis migrante: decenas de miles de viajeros clandestinos son manejados por el narcotráfico, que, con eficiencia y poder, crea sofisticadas redes de tráfico de personas por todo el territorio sonorense, pero que tienen centro neurálgico al norte, ya sea en Altar, Sonoyta o Pitiquito.
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La segunda es a través del control que tienen, mediante su fuerza de fuego, de territorios y carreteras; las enormes extensiones de la entidad y la insuficiente presencia de las fuerzas federales, abonan a ello. La tercera, claramente, es el incesante tráfico de drogas. Si bien las autoridades han dado algunos golpes contundentes, la aceitada maquinaria de los grupos criminales termina por superar el esfuerzo oficial. La droga transita por el estado y termina en la frontera, como muestran los cada vez mayores decomisos en las garitas, sobre todo las de Nogales y San Luis Río Colorado.
Pero la situación también ha impactado socialmente. De acuerdo con reportes académicos y periodísticos, el éxodo de sonorenses es cada vez mayor. La jefatura de aduanas en Arizona confirmó a la televisora Telemundo que en los últimos meses los pobladores de sitios como Sásabe, Sonoyta y de poblaciones pequeñas cercanas al corredor entre Altar y la frontera, han buscado refugio en territorio estadounidense.
Aduanas y Protección Fronteriza está consciente de la reciente violencia en Sásabe, Sonora, México. Muchos habitantes de este pueblo encontraron refugio en las Autoridades Migratorias de México (INM) y Aduanas de México hasta que la violencia disminuyó. Las personas que se presentaron en el puerto de Sásabe, Arizona, fueron evaluadas caso por caso”, reza el comunicado oficial del mes pasado.
La gente se cansó de esperar” dijo Dora Rodríguez, cofundadora de Casa de la Esperanza, un centro de recursos para migrantes y la comunidad en Sásabe a Insight Crime: “Fue algo tremendo, ellos tenían que salvar sus vidas”, añadió.
La población local está atrapada, no pueden ir al norte debido a las restricciones de Estados Unidos, y no pueden ir al sur porque los carteles controlan esas carreteras. Las familias tienen miedo de quedar atrapadas en medio”, añade.
De acuerdo con Insight Crime y El Universal, así como reportes de la prensa estadounidense, los principales corredores en disputa (para personas, drogas y armas), son los que van desde Benjamín Hill, Santa Ana, Magdalena, Ímuris, hasta la frontera norte de Nogales y de Santa Ana, al desierto Altar, Caborca, Sonoyta y San Luis Río Colorado.
“Los habitantes de los municipios y comunidades aledañas como Trincheras, Tubutama, Pitiquito, Oquitoa, Átil y Saric, tampoco escapan de esa arremetida criminal. Las hostilidades entre grupos criminales no dan tregua en el desierto de Sonora, donde familias sufren un desplazamiento forzado”, publicó El Universal.
La situación es tan tensa en todo el norte que se han dado casos tan delicados como emboscadas a convoyes militares, ataque directo a patrullas del Ejército Mexicano, así como balaceras en zonas céntricas a plena luz del día.
Mucha sangre
Entre toda esta vorágine, los datos de la violencia son contundentes. En las primeras dos semanas de este mes, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana contabilizó en el estado un total de 65 homicidios, es decir, más de cuatro diarios, lo que sitúa a Sonora como el lugar seis en el país con más casos, superando incluso a Michoacán, que sufre la embestida criminal desde hace años.
Operativos
Tras esta situación, las autoridades han desplegado a más elementos y desarrollado diversos operativos en varios municipios de la zona norte con importantes resultados, pero el problema está en que “los grupos criminales no van a dejar con facilidad sus mecanismos de negocio, por más que haya presencia de la autoridad, ya que para ellos representa no sólo un coto de poder bélico y económico, sino estratégico”, explica Andrei Richards, consultor de seguridad.
Fuente: Tribuna