Ciudad Obregón, Sonora.- El narcolaboratorio clandestino descubierto y asegurado por las fuerzas federales en Álamos el miércoles, sería el más grande durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, presumió el delegado de la Fiscalía General de la República (FGR) en Sonora, Máximo Moscoso.
Efectivamente, es un narcolaboratorio de grandes dimensiones que se encontró en las inmediaciones de la población de Álamos; es un trabajo extraordinario de la Guardia Nacional y del Ejército mexicano… se trata de 60 toneladas de precursores químicos en diversas presentaciones, más 300 tambos con precursores químicos y una gran cantidad, pero gran cantidad de sustancias… ya son 14 hornos, retroexcavadoras, plantas eléctricas, tambos grandes de gas natural. Y entones, tenemos este aseguramiento de ese gran laboratorio, el más grande que se ha encontrado en lo que va del gobierno del señor presidente López Obrador", dijo ayer a los medios.
El asunto es que, dentro de ese anuncio, se esconde una realidad compleja: la persistencia de fábricas clandestinas de drogas químicas en esta región del país que comprende Sinaloa y Sonora, sitios favoritos de los cárteles para instalar estas fábricas de perdición.
El Cártel de Sinaloa, grupo que controla Sinaloa y partes del sur de Sonora, es el responsable de la instalación de estas fábricas, de acuerdo con la información que brindan las autoridades y es confirmada por medios nacionales.
Pero no es el único. El medio especializado Insight Crime ha insistido en que otras organizaciones criminales han instalado ya laboratorios clandestinos en otros puntos de la entidad sonorense, así como en los límites con Chihuahua.
El enorme mercado y la demanda desde Estados Unidos por metanfetamina y fentanilo ha derivado en que los criminales opten por realizar tan aparatoso procedimiento en los territorios citados, siendo Sonora uno de sus predilectos por las enormes extensiones sin población.
Cabe recordar que, a principios de agosto, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) desmanteló otro laboratorio en Quiriego, muy cerca de Álamos. En aquel mes, la FGR también dijo que se trataba de uno de los más grandes que se habían desmantelado hasta la fecha.
En los mismos días se dio a conocer que se habían asegurado tres toneladas de metanfetamina en la sierra entre Ciudad Obregón y Los Mochis, Sinaloa.
Poco antes, en mayo, fue en Guaymas donde se localizó otro establecimiento clandestino para la producción de drogas químicas. Este caso llamó la atención porque se trató de una bodega muy cercana a la carretera Internacional, a la altura del libramiento Guaymas - Hermosillo, no muy lejos de las instalaciones de la Guardia Nacional.
- Contracorriente
Es una realidad que esta zona del país es una de las favoritas del crimen para instalar sus fábricas clandestinas, en donde emplean a cientos de jóvenes que se juegan la vida para producir metanfetamina o fentanilo.
Los riesgos inherentes a esto no sólo están en el tema de inseguridad o de salud pública, sino también en los riesgos del derrame de tóxicos a cuerpos de agua o la filtración de los mismos al subsuelo.
Esto en territorio nacional, pues del lado estadounidense preocupa la cantidad gigantesca de droga que, producida con precursores químicos asiáticos, llega a su territorio desde Sinaloa o Sonora "made in México".
Todo lo descrito contrasta con la posición oficial del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien directamente ha dicho una y otra vez que Estados Unidos miente y que no hay producción de drogas químicas en suelo mexicano, esto pese a las contundentes pruebas.
El asunto se pone peor para el gobierno mexicano después de que Reuters informara que menos del 5 por ciento de los laboratorios clandestinos incautados este año se encontraban activos al momento de su aseguramiento; es decir, lo que las fuerzas federales reventaron fueron, en su gran mayoría, sitios abandonados por los criminales.
De los 527 allanamientos realizados en los primeros siete meses de este año, menos del 5 por ciento corresponden a instalaciones operativas, dijo la agencia internacional de noticias. De hecho, este patrón se mantiene durante los 4 años y medio del mandato de López Obrador, donde alrededor del 89 por ciento de los mil 658 laboratorios allanados resultaron inactivos.
La prensa estadounidense no ha tenido piedad ante estos hechos, asegurando que las acciones de la Sedena en contra de los cárteles, específicamente reventando narcolaboratorios, simplemente ocurren para calmar la ansiedad de las autoridades de su país, que tienen meses exigiendo al Gobierno mexicano mayor compromiso para frenar la producción de drogas químicas.
Fuente: Tribuna