Cajeme, Sonora.- A finales del año pasado, el gobierno de Estados Unidos decidió cerrar por varias semanas el cruce fronterizo entre Lukeville y Sonoyta, algo que sorprendió a propios y extraños, pero que, más allá de las afectaciones económicas y sociales, lo que dejó ver fue que la crisis migratoria golpea con fuerza de ambos lados de la frontera.
La cobertura de los medios norteamericanos ejemplificó cómo se trata de una crisis humanitaria sin precedente, aunque del lado mexicano se quieran minimizar. La presencia de miles de extranjeros ilegales en la boca de la franja fronteriza da cuenta de ello. Más cuando se entiende la manera y a través de qué llegan hasta ese punto alejado del mundo, bajo el complejo clima del desierto entre Sonora y Arizona.
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Porque lo que desvela la situación, resumida en el arribo a la entidad de miles de migrantes cuyo objetivo es llegar a Estados Unidos, es que el crimen organizado no sólo “gestiona” el tráfico de personas, sino lo promueve a lo largo y ancho del mundo.
Escalofriante
Y para muestra contundente, lo que ocurrió la noche del miércoles: más de cuatrocientos migrantes detenidos por autoridades municipales en Cajeme; viajaban hacinados en autobuses de pasajeros, pero no de una línea comercial, sino de una que renta sus unidades. Los automóviles circulaban por el interior del Valle del Yaqui para evitar así la autopista.
Una aguja dentro del pajar, pues, de acuerdo con la información revelada por medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, diariamente decenas de autobuses con viajeros indocumentados cruzan el país. Huelga decir que igual lo hacen a través de los trenes e incluso caminando miles de kilómetros con la intención de pisar suelo estadounidense y solicitar refugio.
"Ya se pueden imaginar cómo venían, había autobuses con 150 personas… una cosa terrible (…) brasileños, colombianos, venezolanos, guatemaltecos… tuvieron que ser atendidos algunos con vómitos, mareos… y cómo no si venían como sardinas”, dijo el alcalde Javier Lamarque sobre el caso.
Por su parte, Francisco Sergio Méndez, delegado de la Fiscalía General de la República en Sonora, detalló que se trató de “un rescate humanitario de 420 personas migrantes, todos de origen guatemalteco que venían de la Ciudad de México, se dirigían a Sonoyta; se aseguraron en tres camiones que ni siquiera razón social y venían sacándole la vuelta a los puntos migratorios; la intercepción estaba haciéndose vía GPS, es decir, los dueños de esos camiones los apagaron y hasta ahí llegaron”.
Sin duda, un caso con alcance mediático, pero únicamente por la detención, ya que el estimado es que la ruta elegida por los choferes de los autobuses, es utilizada asiduamente por las redes de tráfico de personas, encabezadas todas por el crimen organizado.
El caso de Cajeme no es el único, por ejemplo, en diciembre, el Instituto Nacional de Migración (INM) “rescató” a más de mil doscientos migrantes, una cifra escalofriante. Desde entonces, en las principales carreteras de la entidad permanecen retenes migratorios conformados tanto por el INM como por la Guardia Nacional y el Ejército.
El recorrido
Conforme a los estudios y análisis realizados sobre el fenómeno migratorio por asociaciones, universidades y autoridades, las olas migrantes internacionales, como la que fue detenida en Cajeme la noche del miércoles, llegan a México a través de un complejo sistema global que atrae a ciudadanos de todo el mundo.
El punto de encuentro se da en la peligrosa selva del Darién, centro logístico de los traficantes, desde donde envían a las hordas migrantes hacia México. El cobro por sus servicios comienza en esas hostiles tierras y termina, para los que logran llegar, en el mismísimo Estados Unidos.
Al Darién llegan viajeros indocumentados de África, Europa del Este y algunas zonas del noreste asiático, todo a través de pagos de miles de dólares; de Panamá son trasladados mediante complejos mecanismos hacia al sur de México. Luego, ya en territorio mexicano, se acercan al norte a través de líneas piratas de autobuses, tales como las localizadas el miércoles en Cajeme, o mediante las rutas de los trenes de carga. Su destino es el mismo: Sonoyta o Altar, pequeños epicentros norteños del tráfico de personas.
Otros, menos numerosos, asoman desde el Pacífico, llegando a través de embarcaciones de carga a puertos como Manzanillo, Lázaro Cárdenas o Guaymas, desde donde parten a su vez hacia los puntos mencionados con el respaldo adusto del crimen organizado.
15 mil migrantes fueron rescatados en Sonora durante 2023
Migrantes de más de 30 nacionalidades se han localizado en Sonora
Más de 1,200 migrantes indocumentados fueron detenidos en diciembre
3,388 menores migrantes fueron identificados en Sonora durante 2023
Fuente: Tribuna