Álamos, Sonora.- La falta de empleo, acceso a la atención médica, así como algunos servicios básicos en sus hogares, han provocado un éxodo de las comunidades de la etnia guarijía hacia otros municipios del sur de Sonora, convirtiendo a las localidades serranas en pueblos fantasmas.
Algunas de las comunidades guarijías que están asentadas en la sierra de Álamos son Makurawe, Guajaray, San José, Los Bajíos, Los Estrados, Los Jacales y Mesa Colorada; sin embargo, debido a su difícil acceso, la calidad de vida de sus habitantes continúa con grandes rezagos.
ABANDONAN SU HOGAR
Héctor Zaila Enríquez, gobernador indígena de la comunidad de Makurawe, informó que de las aproximadamente tres mil personas que habitan los poblados guarijíos, alrededor del 70 por ciento se ve obligado a abandonar su hogar en busca de mejores oportunidades.
Precisó que, debido a la falta de empleo, durante la última década la migración en la etnia guarijía ha ido en aumento; y según los reportes, la mayoría de las familias deciden asentarse en los valles agrícolas de Huatabampo, Etchojoa, Navojoa y Ciudad Obregón.
Tal es el caso de la colonia ‘Ampliación Salvador Valenzuela’ en el municipio de Etchojoa; un refugio que le ha brindado trabajo y vivienda a una comunidad de aproximadamente 100 personas de origen guarijío.
Yo me vine hace mucho tiempo a Etchojoa, salí de Rancho Nuevo porque allá se vive con mucha tristeza, no hay nada, no hay doctores, no hay carreteras, mucho menos trabajo… Creo que todos tenemos la esperanza de volver, pero buscamos mejores condiciones”, expresó Bernardina, migrante guarijía.
Por su parte, el Ayuntamiento de Álamos informó que se han buscado implementar distintos programas de apoyos a través del Plan de Justicia para la etnia Guarijía; sin embargo, la dificultad para acceder a las comunidades complica que la ayuda llegue de manera más frecuente.
Fuente: Tribuna Sonora
