Ciudad de México.- Desde hace algunas décadas los especialistas de la salud y nutrición llegaron a la conclusión de que el sobrepeso no es sinónimo de tener una buena calidad de vida, de hecho, es todo lo contrario, calificando a la obesidad como un síntoma de desnutrición.
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La obesidad infantil es un problema que se había tratado de erradicar antes de la llegada de la pandemia, tan sólo durante el año 2018, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), realizada en colaboración con el Instituto Nacional de Salud Pública y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, denunciaron que en México había alrededor de 22.6 por ciento de familias con inseguridad alimenticia moderada y severa.
Estas cifras llevaron a las instituciones a la conclusión de que en la República Mexicana existen cerca de un millón 194 mil 805 niños con desnutrición crónica en el país.
Lamentablemente, esta problemática empeoró durante le confinamiento del 2020, cuando el Covid-19 llegó a México, varios niños dejaron de realizar actividad física, además comenzaron a alimentarse con comida de baja calidad, debido a los bajos ingresos que sus familias percibían, este hecho puede impactar en la salud de los menores de manera permanente con enfermedades como diabetes, hipertensión, afecciones cardíacas, tumores malignos y afecciones hepáticas.
Por esta razón, la Unicef con sed en Panamá ha solicitado a los padres y maestros que procuren atender las necesidades alimenticias de los menores, por su parte, el Gobierno de México hizo un pacto en el que procuraría en mayor medida los derechos de los niños para que tengan una buena salud.
Fuentes: Milenio