Illinois, Estados Unidos.- Algo que, desde siempre, ha atraído la atención de la gente y de la comunidad científica es el secreto de la juventud eterna. No por nada existen miles de leyendas y relatos que hablan sobre algún objeto místico, ya sea una fuente o una copa que otorgue esta cualidad; sin embargo, es posible que la clave de ello se encuentra nada más y nada menos que en el ADN humano.
Resulta ser que, en días recientes, los expertos de la Universidad Northwestern, en Illinois, Estados Unidos, descubrieron que cierta característica del ácido desoxirribonucleico que podría indicar cuan larga o corta sería la esperanza vida de una persona, así como el tipo de salud que tendrá o la velocidad de su proceso de envejecimiento. Dicha peculiaridad radica en la longitud del ADN: si este es corto, el tiempo de vida de la persona sería menor, pero sí es larga sería mayor, además tendría mejor salud que en comparación.
De acuerdo con algunos informes, la comunidad científica quiere descubrir la manera de extraer este mecanismo para crear una especie de fármaco de la juventud que logre retrasar o directamente revertir el envejecimiento. El experto del instituto anteriormente mencionado, Thomas Stoeger declaró: "Me parece muy elegante que un solo principio relativamente conciso parezca explicar casi todos los cambios en la actividad de los genes que ocurren en los animales a medida que se reproducen".
Los expertos realizaron el estudio tanto en personas como en serpientes, roedores y peces de tamaño pequeño, todos ellos fueron sustraídos del Proyecto de Expresión de Genotipos y Tejidos, así como del Instituto Nacional de la Salud, que se dedica a archivar muestras de donantes humanos con fines de investigación. En todas las pruebas, los expertos notaron cambios sutiles en los genes, por lo que dedujeron que el envejecimiento se caracteriza por cambios a nivel de sistema.
Según información del tabloide británico, Daily Mail, la longitud de un gen se basa en el número de nucleótidos que contiene, cada uno de ellos se puede interpretar como un aminoácido que genera una proteína. Es bajo este contexto que un gen, que tiene una mayor longitud, logra producir una proteína de gran tamaño, mientras que un gen corto produce una proteína más pequeña. El ADN debería generar un número de proteínas grandes y pequeñas equilibradas, pero en ocasiones existe un desequilibrio, que puede beneficiar o afectar a la salud.
Fuentes: Tribuna