Ciudad de México.- El descanso es una parte fundamental de la salud y el bienestar de los más pequeños del hogar. El sueño les trae varios beneficios como por ejemplo: pueden recuperar energía, regular el ritmo circadiano, consolidar la memoria y el aprendizaje, favorecer el crecimiento y el desarrollo físico, así como el emocional, y prevenir enfermedades. Por eso, es importante que los padres o tutores se informen sobre este tema tan crucial para los niños y niñas.
Según la Academia Americana de Pediatría, las recomendaciones de horas de sueño por día para los niños son las siguientes:
- Los bebés de 4 a 12 meses deben dormir de 12 y 16 horas (incluyendo siestas).
- Los bebés de 1 a 2 años pueden dormir de 11 y 14 horas (incluyendo siestas).
- Los niños de 3 a 5 años necesitan dormir de 10 y 13 horas (incluyendo siestas).
- Los niños de 6 a 12 años tienen que dormir de 9 y 12 horas.
- Los adolescentes de 13 a 18 años pueden descansar de 8 y 10 horas.
Estas cifras pueden variar según el individuo, pero se consideran las más adecuadas para garantizar un buen funcionamiento cognitivo, emocional y físico en los menores. Cabe señalar que, en caso de que los niños no duerman lo suficiente, siempre se podrán detectar algunas señales de importancia, como por ejemplo:
- Irritabilidad
- Dificultad para concentrarse
- Hiperactividad o agresividad
- Somnolencia diurna
- Problemas de salud como resfriados, alergias, obesidad o diabetes.
En caso de que tu hijo manifieste este tipo de síntomas, tendrás que comenzar a fomentar habitos que lo ayuden a tener un sueño mucho más saludable, para ello, puedes ayudarte con los siguientes pasos:
- Establece una rutina regular para ir a la cama y levantarse, esto debe mantenerse incluso durante los fines de semana.
- Evitar la presencia de pantallas como es el caso de televisión, ordenador, móvil, videojuegos, al menos una hora antes de dormir, ya que emiten una luz azul que inhibe la producción de melatonina, la hormona del sueño.
- Crea un ambiente cómodo, tranquilo, oscuro y fresco en el dormitorio, sin ruidos ni distracciones.
- Evita las comidas pesadas, las bebidas con cafeína o azúcar y el ejercicio intenso antes de acostarse, ya que pueden dificultar el sueño o provocar despertares nocturnos.
- Fomenta las actividades relajantes antes de dormir, como leer un cuento, escuchar música suave o hacer ejercicios de respiración.
- Respeta las necesidades de sueño de tu hijo y evita forzarlos a dormir más o menos de lo que requieren.
Fuentes: Tribuna