Ciudad del Vaticano.- Lo que comenzó como un viaje soñado por Europa terminó convirtiéndose en una experiencia histórica y profundamente conmovedora para Luis Palacios, originario de Hermosillo, quien durante su luna de miel con su esposa Julieta tuvo la oportunidad de despedirse del Papa Francisco en la Basílica de San Pedro en Roma.
"Estábamos desayunando en Siena cuando nos llegó la noticia", relata Luis, todavía conmovido. La pareja había recorrido ya varias ciudades, desde Madrid hasta Venecia y Florencia, cuando se enteraron del fallecimiento del Pontífice. El itinerario ya contemplaba una visita a Roma, pero el inesperado suceso cambió por completo el tono del viaje.
Esa misma noche, al llegar a la Plaza de San Pedro, notaron el ambiente inusualmente tranquilo, contrario a lo que esperaban. "Pensamos que iba a estar atascado, pero estaba todo muy en calma. No había tanta gente", cuenta. Aunque el cuerpo del Papa aún no estaba en la Basílica, el lugar ya empezaba a recibir a fieles y reporteros de todo el mundo.
El miércoles por la mañana, se anunció el traslado del cuerpo del Papa a la Basílica de San Pedro. Aunque decidieron no acudir de madrugada, llegaron alrededor del mediodía y se unieron a la multitudinaria fila. "Duramos cuatro horas y media bajo el sol. Ya empieza el calorcito en Roma, y aunque no es como el de Hermosillo, sí pega cuando estás parado tanto tiempo".
Luis describe la espera como una mezcla de emoción y solemnidad. "Era un ambiente positivo, de emoción por poder despedirse del Papa, un hecho histórico". El momento culminante llegó cuando cruzaron la Puerta Santa de la Basílica, un punto de inflexión en la experiencia: "Ahí cambió todo. Se sintió la seriedad, el respeto. Fue algo muy fuerte".
Dentro del templo, la pareja se encontró con una escena conmovedora. "Había gente llorando, otros rezando, muchos tomando fotos. Fue una lluvia de emociones: tristeza, nervios, gratitud. No cualquiera tiene la oportunidad de despedir a un Papa", reflexiona.
Luis y Julieta continúan su viaje hacia París antes de regresar a Hermosillo, llevando consigo una vivencia que difícilmente olvidarán. "Fue un momento histórico, sí, pero también profundamente humano", concluye.
Fuente: Tribuna
