Hollywood, Estados Unidos.- El pasado 24 de octubre, el mundo de la farándula se vistió de luto después de que uno de sus actores más queridos perdiera la vida de manera abrupta durante un accidente de automóvil, sin embargo, el impacto no fue la causa exacta por la que la vida del afamado histrión se apagó, sino que el motivo estuvo mayormente relacionado a la salud de esta gran celebridad.
Se trata de Leslie Jordan, quien es conocido por sus participaciones en el programa de comedia Will & Grace, así como en su participación en American Horror Story. Si bien, el también comediante tenía una gran aceptación con el público adulto, también supo llegar a los menores de 20 años con los videos graciosos que publicaba frecuentemente en Instagram, incluso llegó a ser el rostro de varios memes.
Es por este motivo que la noticia de la muerte del famoso, de 67 años, causó un gran impacto en la industria de la farándula hollywoodense. Lo primero que se supo fue que Leslie se estrelló al costado de un edificio en la ciudad de las estrellas, por lo que la primera teoría que se manejó fue que pereció debido al impacto, aunque la misma fue descartada unos días después, por lo que los fans tuvieron que esperar a los resultados de la autopsia.
No fue sino hasta este jueves, 19 de enero, que el medio The Post reveló los frutos del examen post-mortem, donde se confirmó que Jordan perdió la vida por una disfunción cardíaca repentina y enfermedad cardiovascular arteriosclerótica. Según información del mismo medio, segundos antes de que el comediante perdiera el control del vehículo, dos de sus arterias se bloquearon de manera notable.
De alguna manera, esta noticia no resultaría ser una sorpresa, debido a que desde hace algunas semanas, fuentes cercanas a Jordan revelaron para medios estadounidenses que semanas antes del accidente, él había comenzado a tomar medicamentos para el corazón e incluso se supo que en el mismo mes que perdió la vida tenía una cita médica con un especialista, misma a la que no pudo acudir por obvias razones
Fuentes: Tribuna