OPINION

El PRI: ¿En su encrucijada?: ¿Hacia dónde?

Bulmaro Pacheco, columnistaCréditos: TRIBUNA
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Cuando se dividió el PRI en 1988, a la salida de varios militantes históricos como Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo para integrar la Corriente Democrática —que posteriormente daría paso a la fundación del PRD—, no faltaron los que de inmediato señalaron que la hora del PRI ya se había cumplido.

Era la segunda fractura importante del PRI desde 1952, cuando el ala cardenista apoyó a Miguel Henríquez Guzmán contra Adolfo Ruiz Cortines.

En 1986 ya había perdido algunas capitales, y en 1989 el PRI pierde por primera vez una gubernatura: Baja California.

El PRI se repuso en la elección de 1991 y ganó la mayoría en la Cámara de Diputados, pero pierde en en 1992 la segunda gubernatura: Chihuahua.

En 1994 de nuevo fractura: Manuel Camacho se rebela contra la decisión de Carlos Salinas a favor de Luis Donaldo Colosio. A principios de los noventa, desde el PRI se impulsa la creación del Partido del Trabajo y el Verde Ecologista.

En 1994 asesinan al candidato Luis Donaldo Colosio y nuevamente al partido le vaticinan su extinción. En un sector importante del PRI se incubó la idea de que no había sido Mario Aburto un asesino solitario. Después sería asesinado el secretario general Ruiz Massieu. Sobre el caso Colosio, en el partido se habló incluso de un “crimen de Estado”, lo que contribuyó a que se debilitara más al PRI y el Gobierno provocando más renuncias y escisiones. Sin embargo gana la elección presidencial con alta votación.

En1995 es encarcelado Raúl Salinas de Gortari al ser encausado por el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu y se tensan las relaciones entre el presidente Zedillo y Carlos Salinas. El llamado “error de diciembre” de 1994 provoca una de las peores crisis económicas del México moderno. En 1997 el PRI pierde la mayoría en la Cámara de Diputados.

Entre 1992 y 1999 el PRI pierde 12 gobiernos estatales: Zacatecas, Yucatán, Tlaxcala, Nuevo León, Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Ciudad de México, Tlaxcala, Nayarit, Querétaro y Baja California Sur.

Dice Francisco Labastida que la contienda interna de 1999 (entre él, Bartlett, Roque y Madrazo) dividió al PRI y que por eso perdió la elección ante Vicente Fox. Labastida no fue un buen candidato.

En 1999 Dante Delgado y Manuel Camacho Solís, ex priistas, anuncian la creación de los partidos Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano) y del Centro Democrático (desaparecido en la elección del 2000).

En 2005 Elba Esther Gordillo, también ex priista, anuncia la creación del Partido Nueva Alianza principalmente con profesores. Después de 1998 el PRI pierde a connotados militantes que ganan gubernaturas por otros partidos: Monreal, Arturo Nuñez, Salazar Mendiguchía, Cota Montaño, Gabino Cué, Yunes, etc.

En el 2006 Convergencia hace alianza (“Por el bien de todos”) con López Obrador, y Nueva Alianza postula candidato propio. Roberto Madrazo, el candidato del PRI, con el 24% de los votos —por primera vez en la historia— es enviado al tercer lugar de la competencia.

El PRI permanece 12 años fuera de la Presidencia y vuelve al poder con Enrique Peña Nieto en la elección del 2012.

Peña Nieto nunca entendió la nueva oportunidad que le daba el electorado y desperdició una enorme posibilidad de introducir las reformas que el partido requería para fortalecerse. Fue peor que sus antecesores.

El “Pacto por México”, que impulsó EPN, dividió al PRD y provocó la renuncia de sus principales fundadores. AMLO forma su propio partido en 2014: El llamado Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) Peña Nieto se dejó atrapar por los asuntos de la llamada Casa Blanca, la desaparición de los estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, Odebrecht, sus amigos gobernadores y los enredos de la llamada “estafa maestra”, entre otros escándalos de corrupción que marcaron su sexenio.

Peña cerró el gobierno federal principalmente para sus allegados del Estado de México y no tocó para nada a los poderes tradicionales.

Muchos escándalos de corrupción de gobernadores marcaron su sexenio y fueron capitalizados por las oposiciones. Al no reformar nada del PRI y siguiendo los métodos tradicionales de tolerar cacicazgos, su gobierno aceleró las derrotas en gobiernos estatales que nunca se habían perdido.

Se aferró a su propio método de selección de candidato presidencial y le dio por pensar que se podía ganar con alguien ¡que no fuera militante del PRI! No le cuajó el experimento, a todas luces fuera de la realidad, y el PRI fue desplazado del poder en 2018 con 30.1 millones de votos logrados por López Obrador (con el 53.1% de la votación).

De la esperanza del 2012 se pasó al hartazgo ciudadano apenas en seis años, el PRI cayó otra vez al tercer lugar con solo 9.2 millones de votos, el 16.4%. La cifra más baja en su historia.

En la elección del 2021, con todo y la alianza con el PAN y el PRD, el PRI volvió a sacar menos del 20% de la votación y perdió 8 de las 15 gubernaturas en juego.

En Sonora se convirtió en la segunda fuerza política después de Morena y bajó en mucho su representación política en ayuntamientos y el Congreso.

Pasada la tormenta y haciendo el recuento de daños sumado al desgaste del gobierno y sus políticas ,el PRI debe y puede recuperarse. Tiene historia y aportaciones.

En 50 años hemos visto desaparecer a más de 40 partidos que supuestamente ofrecían el cambio y la modernidad, incluso en la última elección donde los tres nuevos (RSP, FM y PES) impulsados por el gobierno en turno desaparecieron.

Hasta ahora el PRI —sigue siendo el único partido político que ha construido los tramos importantes de la historia moderna de México—. El PAN muy poco, casi nada y Morena está destruyendo lo que por muchos años funcionó. En 3 años ninguna reforma, puras contrarreformas.

Del PRI han salido otros partidos y ha demostrado que con —y sin—, el apoyo de los gobiernos logró sobrevivir cuando todos lo ubicaban como partido de Estado u oficial y alegaban que desalojado del poder iría directo a su extinción.

Con la pandemia, la sociedad está muy despierta y ha experimentado cambios, hay nuevas posturas hacia la experiencia política y soplan aires a favor de los partidos socialdemócratas.

Con la sucesión adelantada por el propio López Obrador soplan también aires de división y fractura en el partido gobernante.

La tarea inmediata del PRI será reconstruirse con los que aún le son leales, con los que no han confundido la militancia con el aventurerismo político y el corazón de condominio. Con quienes no han claudicado y siguen firmes, con quienes sin vocación de antesaleros creen en la política como el mejor camino para cambiar las cosas. Ya demostró la XXIII Asamblea nacional en los últimos dos meses la vitalidad del PRI con nuevas propuestas y una movilización notable. De cara al 2024 le quedan dos aduanas; seis elecciones estatales en 2022 y dos en 2023. Ya se verá.

bulmarop@gmail.com