Columna de opinión

Esto que llaman 'realidad'

Columna de Gustavo Tena: Un Ciudadano Pensó

Esto que llaman 'realidad'
Columna de Gustavo Tena Foto: TRIBUNA

Detente... Sí, detente. ¿Los compromisos te ahogan? ¿Las deudas te acorralan? ¿Tus jefes exigen objetivos lejanos de la cordura? Detente... Nadie te puso una pistola en la cabeza. Sí, nadie...

Solos nos metimos en el laberinto y las trampas del mismo. Nos vendieron muchos espejismos y compramos todos aquellos que creímos que nos acomodaban gracias a la principal trampa del sistema que vivimos; le llaman sociedad occidental a este sistema depredador. ¿Por qué le llamo depredador? Porque eso es, literal, y solos escogemos jugarlo como depredadores o como presas. Pero ojo, no son los únicos caracteres que podemos jugar, hay más, solo que a esos personajes los llaman locos, antisociales, desadaptados... conspiranoicos.

En un punto de mi vida decidí cambiar mi personaje y pasé de presa a loco, antisocial, desadaptado... a conspiranoico.

Yo era la presa perfecta, perdón, el ciudadano perfecto, tenía un historial crediticio perfecto con cuatro tarjetas de crédito manejadas a la perfección, crédito automotriz impecable y un crédito hipotecario al día y estaba orgulloso de ello, me sentía exitoso.

Pero el sistema no premia al ciudadano perfecto, busca acabarlo y espera paciente a que cometa una equivocación al caer en la tentación de creer que puede darse una vida más allá de su capacidad de crédito. Es entonces, cuando cometes el error de aceptar ese crédito adicional para regalarle a tu familia ese viaje de vacaciones soñado, ese auto de lujo de ensueño que hará voltear a verte con envidia a quienes crees tus amigos... Y es entonces cuando ese personaje del juego de 'la sociedad occidental', el depredador, se prepara para arrancarte todo lo que pueda de lo que fuiste logrando en tu vida.

¿Quién es el depredador? Se divide en varios personajes que, aunque diferentes en forma, iguales en esencia; hay muchos y diferentes características. Por ejemplo, está el ladrón común; está el policía; los vendedores de autos, seguros, de tiempos compartidos; los ejecutivos bancarios... Todos relacionados con los créditos que promueven los últimos. El más sincero es el ladrón común, su negocio es robarte; los demás pretenden hacer un negocio legal que muchas veces ofrecen a sus clientes sabiendo que más adelante no vas a poder pagar, pero ese no es su problema, ¿quién te manda a no poner firme los pies en la tierra?

Subiendo el nivel, nos encontramos a los abogados (obvio, hay excepciones y son muy pocas), de aquí brincamos a los políticos y asociados como líderes sindicales y sociales, los medios de comunicación que en realidad funcionan como medios de propaganda.

También tenemos, subiendo aún más el nivel, a los dueños del capital, a los banqueros y las religiones... Lo siento, es así.

Todo lo demás que parezca haber dejado de lado es simplemente porque es una parte más del engranaje y no dispongo de mucho espacio para agregarlo, como podría ser el tema de la educación, que es diferente dependiendo de si es privada o de gobierno. Por cierto, poco es lo que educa y más es lo que adoctrina.

Entonces, tenemos a las presas que se dividen en ciudadanos comunes, que subdividen en ciudadanos perfectos y ciudadanos locos desadaptados, siendo los perfectos los más numerosos y los locos desadaptados los menos comunes. Y los depredadores que son más variados de acuerdo a su especialidad y rango o casta.

Para dejar de sufrir un poco en el sistema de sociedad occidental, tuve que dejar créditos y aprender a vivir de lo que tenía en realidad y abandonar aquello que llaman 'estilo de vida', que es en realidad un espejismo que nos atrapa en el culto al ego y la vanidad, una trampa muy potente y que solo aquellos que son destruidos por el sistema a veces se liberan o aquellos que tomaron consciencia de la irrelevancia de esa ficción de vida... Estos últimos son los menos.

Normalmente, los que son destruidos por el sistema, la mayoría, tratan incansablemente de volver a integrarse al mismo desesperadamente, añorando regresar a ese nivel de vida (zona de confort) que tenían y pueden convertirse en depredadores con tal de lograrlo.

En mi caso, toqué fondo varias veces y pude ver lo que es el sistema. No deseé volver a él, más bien me alejé, me di cuenta que no era para mí vivir sin paz y lleno de miedos... Total, ya había ingresado a la lista infame del buró de crédito, pero al dejar de ser empleado y emplearme a mí mismo logré relajarme un poco, solo un poco; ya no tenía a jefes encima exigiendo objetivos leoninos ni amenazándome con despedirme... Ahora, si tengo compro y si no... pos no.

Tuve que aprender a estar en paz a pesar de la incertidumbre y lo he venido logrando; con ello, también la salud volvió a mí, ya no ocupaba al doctor de cuando trabajaba para el banco.

Después, mi lucha era tener para pagar el agua, la luz, la comida... Encontré formas de ahorrar el agua y con la venta de algo que me quedó, pude hacerme de paneles solares y bajé sustancialmente el costo del recibo de luz; he logrado un poco de liberación... Para lograr liberarse de este sistema deberíamos ser independientes energéticamente, alimentariamente, autoeducarnos y no pagar impuestos; o sea, encontrar una isla desierta que nadie haya reclamado y vivir apartado de todo... Sí, lo sé, una aparente utopía. Pero aquí es donde nos damos cuenta de que el sistema que vivimos es depredador. ¿Tú crees que la educación es gratuita y OBLIGATORIA, porque les interesa mucho a los gobiernos tu crecimiento? Claro que no, hay que instalarte en la mente cómo debes de ver y entender el mundo, prepararte para que seas esa presa, digo ese ciudadano ‘perfecto’.

Por lo pronto, he encontrado un punto medio y un poco de paz en el ojo del huracán, para poder observar lo que sucede a mi alrededor, en esto que llaman realidad.

1CP

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