Ciudad de México. - Recientemente el Congreso de la Ciudad de México exhortó a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) y al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) a investigar y ponerles una sanción a los reality shows que promuevan la violencia contra las mujeres. Entre los programas señalados se encuentra el popular reality de Televisa La Casa de los Famosos México, el cual ha sido criticado por situaciones de violencia de género expuestas en sus episodios.
El diputado de Morena, Alberto Martínez Urincho, destacó la preocupante normalización de la violencia en medios masivos de comunicación, que la han convertido en una mercancía lucrativa. "La violencia social se ha trasladado a los medios como una especie de mercancía que puede dar enormes dividendos, atropellando los derechos humanos y menoscabando la dignidad humana", señaló el legislador en referencia directa a los incidentes registrados en La Casa de los Famosos México.
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El debate en torno al reality se intensificó tras el incidente protagonizado por el participante Adrián Marcelo, quien fue acusado de ejercer violencia de género contra la actriz Gala Montes. Durante una transmisión, Marcelo minimizó la profesión de Montes y la atacó por padecer depresión, lo que desencadenó una fuerte condena en redes sociales y un llamado de atención por parte de la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México (SeMujeres).
El incidente, que fue ampliamente difundido en las redes sociales, incluyó comentarios despectivos hacia Montes, en los que Marcelo cuestionó su diagnóstico de depresión y la ridiculizó por necesitar medicación, afirmando que "las mujeres diagnosticadas con depresión solían buscar 'charlatanes' que las diagnostiquen". Estos comentarios fueron señalados por SeMujeres como un ejemplo de violencia simbólica y emocional que atenta contra la dignidad de las mujeres y promueve estereotipos.
El diputado Martínez Urincho advirtió que este tipo de programas utilizan el dolor y la humillación de sus participantes como un atractivo principal para generar audiencia. "El hilo conductor de este tipo de programas se caracteriza por exponer el dolor físico, emocional y humillación de las y los participantes", explicó, subrayando que este tipo de contenidos generan un impacto negativo no solo en televisión, sino también en redes sociales, donde el alcance es aún mayor.
Ante las denuncias del público y de los patrocinadores del programa, Adrián Marcelo fue finalmente retirado del reality show, aunque las críticas continúan debido a la permisividad hacia la violencia dentro del formato del programa.
Este caso reabrió el debate sobre los límites éticos en la producción de contenido televisivo y la responsabilidad de las productoras de reality shows en la protección de los derechos humanos y la dignidad de los participantes. Tanto el Congreso como organizaciones de la sociedad civil han pedido a Conavim y Conapred que establezcan lineamientos más estrictos para evitar que este tipo de situaciones se repitan en televisión abierta y plataformas digitales.
El Congreso local espera que este exhorto impulse cambios en la industria televisiva, promoviendo contenidos que no perpetúen la violencia y los estereotipos de género.
Fuente: Tribuna