En diversos círculos, el mensaje por parte de los emisarios del gobierno estatal se repite: “denos el beneficio de la duda”, esto ante los reclamos constantes por el caos que, aceptemos, impera en Sonora.
La falta de gobernabilidad en amplias zonas del territorio, la inseguridad, las fracturas en el tejido social y, sobretodo, una apatía y temor generalizados, son producto de varios años con gobiernos que hicieron del sofisma y de la banalidad su manual de uso, y que dejaron catatónica a la entidad.
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Tan cierto es esto como que las autoridades actuales deben asumir su responsabilidad y cambiar la situación con urgencia, pues corren el riesgo de una parálisis mayor si el tiempo transcurre sin que se noten cambios de fondo.
Comprensible resulta que sin recursos y sí con una larga lista de pasivos, poco puede hacerse, pero existe la posibilidad de que al menos el cambio comience en las formas, sabiéndose que, en política, el fondo es forma.
Por ahora, Alfonso Durazo se ha mostrado conservador en su forma de gobernar; no ha tocado el status quo que tanto criticó en campaña, ni ejecutado las modificaciones radicales que prometió nada más asumir el poder.
Esa falta de dinero le frena y lo acerca más a dos decisiones: ir contra aquellos que dañaron al erario estatal, y a solicitar apoyo constante y sonante al gobierno federal.
Lo primero le permitiría enarbolar la bandera de la justicia y la rendición de cuentas, otorgándole un bono significativo frente a la población, pero le supondría echarse a la espalda a varios alacranes a los que aún no les arrebata el control de algunos sectores del aparato gubernamental.
Por su parte, usar su cercanía con el presidente López Obrador es tentador, pero implica quedar a expensas de un hombre que suele cobrar con creces los favores y que, por lo general, pide a cambio la posibilidad de intervenir en los asuntos del deudor, con todo lo que ello implica.
No son pocos los que coinciden que el gobernador quiere ejercer su cargo apostando a la concordia, retomando su perfil más neutral, esa posición centrada que le hizo encajar en su momento en proyectos tan disonantes como el de Luis Donaldo Colosio, Vicente Fox o del citado López Obrador, pero su problema radica en que no existen las condiciones para ello.
Tal vez esto explique que mientras en las primeras dos semanas se hacía presente donde pudiera, en las siguientes ha optado por un perfil más cauto y lejano de los reflectores. Seguramente no es poco en lo que tiene qué pensar y decidir, porque sí, la ciudadanía puede darle ese beneficio de la duda, pero el tiempo, que es un bicho implacable que anda y anda, no lo hará.
Colofón
Pasado más de un mes de que tomaron posesión tanto el gobernador como los alcaldes, queda claro que las irregularidades en las cuentas públicas abundan; no hay municipio donde no existan boquetes financieros, algo común en las cuentas estatales. La pregunta obligada es ¿los auditores realmente harán algo por llegar al fondo de los desfalcos o habrá pacto de impunidad?
@cmtovar