Ha dicho el presidente López Obrador que los priistas tienen la alternativa de decidirse “por Salinas” o por “López Mateos y Cárdenas”, en el proyecto presidencial de reforma que busca modificar los artículos 25, 27 y 28 constitucionales en materia de electricidad.
Como Morena y sus aliados carecen de la mayoría calificada en el Congreso de la Unión —es decir, los votos necesarios en ambas cámaras para aprobar una reforma constitucional—, el presidente López Obrador ha desplegado una estrategia de flirteo político con el PRI, porque cuenta con los diputados y senadores que se necesitan para sacar adelante sus proyectos de reforma.
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Ahora resulta que a AMLO le conviene el PRI para justificar sus acciones, cuando por años se ha dedicado a atacar, perseguir y señalar al partido donde iniciara su militancia política.
López Obrador abomina al PRI y a los priistas y los condena a cada rato, acusándolos de todo lo malo de México. Los ha tratado de borrar del mapa político al colonizar de morenistas todas las instancias del ejercicio del poder público federal. Y ahora, con todo y recursos públicos utilizados para hacer política, trata de borrarlos de los gobiernos estatales.
Con el PAN, ni pensarlo. Al presidente no se le borran de la memoria los acontecimientos de la elección del 2006 y siente un odio profundo por los panistas. En cuanta oportunidad tiene, dice que “le robaron la elección” cuando ganó Felipe Calderón. Creyó que contratando a Germán Martínez y a Manuel Espino —dos ex dirigentes nacionales del PAN— podría generales fisuras; pero no, la relación del Ejecutivo con el PAN es muy mala y prácticamente inexistente y no creemos que vaya a mejorar el resto del sexenio. Con el PRD no tiene relación alguna el presidente, quizá por sus antecedentes allí o por lo ocurrido desde el Pacto por México en el gobierno de Peña Nieto. Se peleó con ellos y cuando fundó su propio partido (2014) se llevó a casi todo el perredismo a Morena.
Con Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano, a pesar de las alianzas y las candidaturas de años atrás, no ha existido relación política en lo que va del sexenio —ni del presidente o sus colaboradores—, solo reclamos, críticas directas e inconformidades mediante cartas del Senador y líder nunca atendidas. Dante se consolida en la dirigencia nacional de MC y quizá sorprenda con decisiones de cara a la elección de 2024.
La abierta preferencia de AMLO por la jefa de gobierno de la Ciudad de México para la sucesión presidencial, abre un serio riesgo de ruptura en Morena —partido que ni siquiera ha sido tomado en cuenta para operar la decisión—que puede ser aprovechado por otros partidos. AMLO ya dijo que va a ser por encuesta, la decisión sobre su sucesión y Monreal ya dijo que no está de acuerdo, en tanto Morena ha callado.
La fuerza de Morena en el ramo legislativo depende básicamente de sus alianzas con el Partido del Trabajo, el Verde Ecologista y el PES, que representan 277 diputados federales y 75 senadores. PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano juntos acumulan 222 diputados federales y 48 senadores.
En el Senado funciona una fracción parlamentaria independiente de cinco legisladores, encabezada por Germán Martínez, lo que incide en que el gobierno y sus aliados no cuenten con la mayoría calificada para aprobar reformas constitucionales a modo.
El presidente provoca a los priistas cuando les dice que “si no le aprueban su reforma eléctrica, volverán a los tiempos de Salinas”, y que al aprobarla estarán en “sintonía con López Mateos o Lázaro Cárdenas”; un argumento maniqueista y de chantaje político, mas que de convicción. Quiere estimular inconformidades en el partido de sus orígenes y motivar a ese sector importante del PRI que simpatiza con la izquierda para que vote por sus proyectos.
No son las mismas condiciones que enfrentó López Mateos cuando terminó de nacionalizar la industria eléctrica, el 27 de septiembre de 1960; ni las de Lázaro Cárdenas cuando fundó la Comisión Federal de Electricidad en agosto de 1937.En esos años una gran parte de la población del medio rural no contaba con acceso a la energía eléctrica y la atención se concentraba en las ciudades. A partir de las medidas de Cárdenas y López Mateos se aceleró la electrificación de hogares y comunidades en México.
Las alternativas mencionadas por el presidente están muy lejos ya de la militancia del PRI, que ha vivido estos tres años bajo el fuego y la descalificación implacable de la llamada 4T y su principal dirigente, a pesar de que una buena parte de los cuadros principales de Morena se formaron en el PRI. La alternativa no es apoyar a Salinas o desconocer a los ex presidentes López Mateos o Cárdenas. La alternativa es regresión o avance, o visión de futuro o estancamiento regresivo, ante la complejidad de transitar en un mundo muy diferente al que México se enfrentaba en 1937 y en 1960. Ahí se equivoca el Presidente.
Los trabajos preparatorios de la XXIII Asamblea Nacional del PRI se han pronunciado en su mayoría, por la no aprobación de la reforma que propone el presidente. López Obrador, como militante del PRI que fue, sabe de la importancia histórica del partido, y por eso y, a pesar de tantos cambios anunciados,— se ha anclado en la posibilidad de dejar sucesor en el cargo—, al más puro estilo de su partido de origen y contradiciendo su tesis de que ya no son iguales a los de antes”.
A la mitad de su gobierno, López Obrador busca al PRI para que le de votos en el Congreso y también coquetea y le ofrece cargos a los ex gobernadores —principalmente en política exterior—, (donde menos pericia y capacidades han mostrado los cuadros forjados por Morena) ¿Reconsideración histórica o reconocimiento a su ex partido? No. Se trata de pragmatismo puro requerido ya cuando se ha dado cuenta de que México es tan complejo, como para pretender gobernarlo con una sola fuerza y la política mexicana, más difícil ejerciéndola detrás del mostrador. Y es que a pesar de la presumida popularidad, el gas se le acaba y ve difícil terminar en paz su sexenio por lo que dicen los principales indicadores de su gobierno (economía, seguridad, educación, salud etc.) y por los riesgos de fractura en Morena, por la inconformidad entre miembros de su gobierno por adelantar sus preferencias y sobre todo…por cerrar el proceso. De ese tamaño.
bulmarop@gmail.com